Entre Líneas analiza los desafíos de la Unión Europea tras las elecciones del 26 de mayo con la ayuda de José Ignacio Torreblanca (ECFR) y ciudadanos y ciudadanas de diferentes países europeos.
El apoyo a la adhesión a la Unión Europea (UE) se encuentra en un nivel récord y dos tercios de los europeos creen actualmente que es algo bueno, la mayor parte desde 1983. Sin embargo, la mayoría también temen que la UE pueda colapsar.
La ciudadanía de los 28 estados miembros, incluido Reino Unido ante el aplazamiento del brexit, están llamados a elegir hasta el 26 de mayo a los 751 diputados que conforman el Parlamento Europeo en la octava legislatura. Estos comicios serán un pulso entre las crecientes fuerzas euroescépticas y extremistas y entre quienes abogan por fortalecer las instituciones comunitarias y caminar hacia una mayor integración.
¿Cómo se sienten los europeos respecto a la UE?
“Aunque el apoyo sigue siendo popular, la UE no es ajena al momento de insatisfacción y desafección que estamos viviendo en los estados miembros”, explica José Ignacio Torreblanca, director de la oficina en Madrid del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Las encuestas del Eurobarómetro y del propio ECFR arrojan un poco más de luz sobre las causas de la insatisfacción ciudadana y las preocupaciones en torno a la construcción europea. “Hay fuerzas euroescépticas que quieren convertir estas elecciones en un plebiscito sobre la cuestión migratoria pero esta no es la principal preocupación”, apunta Torreblanca.
El desempleo, la situación económica y la corrupción ocupan las primeras posiciones. Pesa más la preocupación por el coste de la vida o las dudas sobre si las nuevas generaciones podrán vivir mejor o peor que las anteriores; a lo que se suman el cambio climático, el proteccionismo o la influencia rusa en Europa.
"Uno de los grandes desafíos de la Unión es generar unas políticas de integración mucho más potentes que sean capaces de incluir un sistema fiscal unificado y progresivo y, por otro, lado construir un discurso creíble y capaz de captar la ilusión de las personas. Esto pasa únicamente por comunicar más y mejor el porqué de la existencia las instituciones europeas y cómo de importante puede llegar a ser para las personas que componen la región”, cuenta Omar desde España.
Para la finlandesa Ella el mayor reto es el cambio climático: "Los europeos tenemos la responsabilidad de ser un punto de inflexión y liderar el camino hacia la mitigación del cambio climático". "El futuro de la UE es muy inestable, con el brexit y el resto de problemas, no sabemos qué pasará. El mundo se ha vuelto imprevisible", asegura Pauline desde Francia.
¿Una Europa que vuelva a contar en el mundo?
“Es una cuestión casi existencial”, apunta el experto. La Unión Europea ha quedado relegada a un papel de mera espectadora en los grandes asuntos internacionales, como la influencia creciente de Rusia, la lucha por la hegemonía mundial entre Estados Unidos y China o la ruptura del pacto nuclear con Irán.
“Estamos hablando de dimensiones de poder económico que pueden hacer tambalearse a las bolsas, las empresas y los consumidores. Ya no es una cuestión de que seamos débiles en un juego que no sabemos jugar sino que es una pelea global que afecta al bolsillo de los consumidores y sus decisiones de compra”, añade.
El incremento del apoyo a la UE también es una reacción ante el entorno incierto que dibuja el ascenso de las fuerzas xenófobas y de extrema derecha. Torreblanca advierte que si estos partidos consiguen hacerse con un tercio de la cámara podrían bloquear iniciativas legislativas y protegerse a sí mismos, “obligando al resto de partidos a trabajar muy juntos para sacar adelante cualquier norma”. Inmigración, control fronterizo, igualdad de género, proteccionismo comercial, la prensa y la justicia, como ha sucedido ya en Hungría o Polonia, son materias donde querrán influir.