“Quiero que los Estados Unidos ganen a través de la competencia, no bloqueando tecnologías actualmente más avanzadas”. Es el otro mensaje clave de los tuits del presidente, porque contradice todas sus políticas de bloqueo y veto contra la gran compañía líder en redes 5G, la china Huawei. Aunque con Trump nunca se sabe, se ha interpretado como un paso a favor de relajar las tensiones con China en plenas negociaciones comerciales.
Las redes 5G permitirán una mayor estabilidad, rapidez y mejor conectividad. Es una tecnología de la que ya no hablamos a largo plazo sino en el futuro inmediato y va a revolucionar las comunicaciones en todos los ámbitos, desde el transporte o la salud hasta el ocio y los servicios públicos. De ahí que operadoras, empresas y gobiernos estén elevando sus apuestas y Huawei se haya convertido en el caballo de batalla de Donald Trump.
Internet fragmentado es el otro concepto del momento que cada vez suma más adeptos. Rusia ha anunciado el frenazo a ciertos servicios en la red y ha programado un ensayo general de apagón de Internet, momento durante el cual el país usaría su propia red alternativa, Runet, en una prueba de fuego que demuestre su potencial. Recientemente también hemos conocido que la India quiere seguir los pasos de China y censurar ciertos contenidos y servicios de la red. ¿Qué consecuencias tendría que al menos 2.800 millones de personas no tengan acceso a las redes globales? Por no hablar del resto de países que también aplican censura a internet.
“En China quieren controlar la comunicación y saber qué se está haciendo en todos los lugares, para Rusia es diferente… Históricamente los rusos han sido acusados de realizar ataques cibernéticos y pueden usar infraestructuras fuera del país para realizar estas acciones”, explica Ryan Kalember, Proofpoint, en El Kernel de Capital Radio.
En este contexto de tensión global y cruce de acusaciones de espionaje entre los grandes actores, la protección de las infraestructuras de telecomunicaciones es más crítica que nunca. Desde el Centro Nacional de Protección de Infraestructuras y Ciberseguridad, Alberto Francoso, señala en Entre Líneas que las infraestructuras críticas son aquellas instalaciones, redes, servicios, equipos físicos y de tecnología de la información cuya interrupción o destrucción ponen en riesgo un servicio esencial, “necesario para el mantenimiento de las funciones básicas como la salud, la seguridad o el bienestar”. Además, una infraestructura crítica es aquella para la que no existe alternativa en caso de perturbación o ataque.
En el caso de las telecomunicaciones, “los incidentes que nos preocupan más provienen de terceros Estados”. “Son los más peligrosos, ataques dirigidos muy sofisticados, donde se borran las huellas y muy difíciles de detectar”, añade. Por ello, se muestra escéptico respecto a esas acusaciones de espionaje y ciberataques intercambiadas en los últimos meses por los líderes mundiales.