Trece cargos de fraude y conspiración. Estos son los cargos que el Gobierno de Donald Trump atribuye a Huawei en una demanda penal presentada esta semana ante un tribunal de Brooklyn, en Nueva York. Una demanda que incluye a dos compañías afiliadas y a la directora financiera, Meng Wanzhou, detenida en Canadá el pasado mes de diciembre. "Huawei está decepcionada al conocer los cargos presentados ayer contra la compañía", explica la compañía china.

Según las autoridades estadounidenses, Huawei y sus filiales, con plena participación de sus ejecutivos, actuaron de forma "fraudulenta" cometiendo toda una serie de delitos como fraude bancario, violación de sanciones, blanqueo de dinero y obstrucción de la Justicia.

"Durante más de una década, Huawei usó una estrategia de mentira y engaño para manejar y hacer crecer su negocio", señaló en un comunicado el fiscal del distrito de Brooklyn (Nueva York), Richard P. Donoghue.

EEUU acusa a la firma china de crear todo un sistema para violar las sanciones contra Irán, utilizando una empresa llamada Skycom, de la que aseguraba haberse separado pero que seguía funcionando en la práctica como una filial en el país persa. La acusación incluye específicamente a Meng como parte de esa trama y la responsabiliza de engañar repetidamente a bancos estadounidenses sobre la relación entre Huawei y Skycom. "Después del arresto de la Sra. Meng, la compañía buscó una oportunidad para discutir la investigación puesta en marcha por el Distrito Este de Nueva York con el Departamento de Justicia, pero la solicitud fue rechazada sin ninguna explicación", añade Huawei.

En otro caso separado, EEUU acusó a la empresa china de robar secretos comerciales a T-Mobile, en concreto de hacerse con una tecnología utilizada por esa compañía para hacer controles de calidad en teléfonos móviles.

El director del FBI, Christopher Wray, destacó que Huawei ha mostrado un "descarado desprecio por las leyes" estadounidenses, y aseguró que la empresa supone "una doble amenaza", tanto en materia de seguridad nacional como económica.

El gigante chino llevaba tiempo en el punto de mira del Gobierno de EEUU, que en la práctica ha prohibido a la compañía que instale sus equipos de telecomunicación en importantes redes estadounidenses ante el temor de que podrían utilizarse para espiar. Las acusaciones de hoy llegan en medio de una crisis entre Washington y Pekín, agravada tras la detención en diciembre de Meng en Canadá.