Más de 90 fondos soberanos gestionan unos 7 billones de euros, el equivalente al tamaño económico de seis países como España. Se trata de un grupo de inversores poco conocido pero con una importancia clave en el mercado y la política mundial, cuya inversión no ha hecho más que crecer en la última década. Los nuevos activos, su entrada en mercados no cotizados y, sobre todo, la evolución del sector energético, marcan un cambio de rumbo en la estrategia de los fondos soberanos más importantes del mundo que conviene seguir de cerca.
Estos fondos de inversión gubernamentales, alimentados por el ahorro público, y destinados a gestionar los activos estatales en el extranjero, se han convertido en grandes agentes geoeconómicos. “Su objetivo es asegurar los activos, hacer avituallamiento para las generaciones futuras” asegura José Carlos García de Quevedo, Director Ejecutivo de ICEX-Invest in Spain.
Otro objetivo en muchos casos es impulsar el valor del país en cuestión como marca. Es el caso de los fondos soberanos de los países de Oriente Medio, que “gestionan el 40% de los activos soberanos”, según el director del Sovereign Wealth Lab del IE Business School, Javier Capapé. Este experto reconoce además que los fondos soberanos se han convertido en un arma importante de la política exterior: “Con matices, sean más o menos independientes, siempre entre sus objetivos se incluye esa vocación de servir al bien común de sus ciudadanos y el desarrollo de los países”.
Este factor es aún más importante cuando hablamos de fondos soberanos pertenecientes a países geográficamente “pequeños”, como Catar o Emiratos Árabes Unidos, que terminan jugando un papel claro en la diplomacia internacional. Capapé pone de ejemplo la crisis financiera de 2008, donde los fondos soberanos invirtieron miles de millones de dólares en rescatar a entidades de la talla de Morgan Stanley, UBS o Barclays.
Pese al protagonismo que ganan los fondos soberanos de países como China o EAU, el de Noruega sigue siendo el más importante del mundo, con un patrimonio gestionado de un billón de dólares. El embajador de Noruega en España, Helge Skaara, explica en Entre Líneas el cambio de rumbo iniciado para desligar al fondo del sector petrolero: “La diversificación económica es importante, no queremos una dependencia super alta del petróleo”.
El país redobla la apuesta por las energías renovables y por la búsqueda de nuevos mercados en los que sea rentable invertir, al tiempo que trata de equilibrar este cambio de rumbo con una economía donde el petróleo y el gas siguen siendo fundamentales para las exportaciones y el crecimiento. “No es el objetivo del fondo asegurar la producción de petróleo, sino maximizar las ganancias con un riesgo moderado”, explica el embajador.
¿Y cómo se traslada la actividad de los fondos a la economía real? García de Quevedo señala que el impacto es “normalmente positivo”, porque aportan diversificación a las fuentes de financiación de empresas y familias.