"Uno de los problemas es que la organización no comparta una misma visión o rumbo", señala Sánchez Reina. Un factor al que se añaden otros como la falta de motivación, el papel 'apagafuegos' que adquieren muchos empleados, un modelo de gestión que da tumbos o una transformación digital mal implantada.
Respecto a la falta de motivación, Sánchez Reina destaca que el dinero nunca es un factor de motivación. ¿Por qué? Porque aunque a un empleado le suban el sueldo, al cabo de unos meses ya se ha acostumbrado y vuelve a estar igual de desmotivado. Pero el caso de los futbolistas es distinto: "ellos ya se sienten bien pagados, pero tampoco es garantía de motivación".