La economía mundial crecerá un 3% en 2016, un porcentaje similar al del año 2015. Supone un retroceso de tres décimas respecto a la estimación que hizo la OCDE en noviembre del año pasado. Es el menor ritmo de expansión en cinco años. En 2017, el crecimiento será del 3,3%, según la nueva previsión de la organización internacional, tras revisar a la baja las estimaciones que realizó el pasado mes de noviembre.
Se basa en la ralentización de las economías de los BRICS, en la debilidad de los países exportadores de materias primas, ahogados por los bajos precios. También en las dificultades que pasan el comercio y la inversión, y que desembocan en una bajada de la inflación.
Entre los países emergentes destaca la situación de Brasil. Los pronósticos del país sudamericano no solo no mejoran, si no que empeoran notablemente. En noviembre se creía que el PIB bajaría un 1,2% en 2016. Ahora se considera que descenderá a un ritmo del 4%, acentuando la crisis económica en la que está inmersa el país.
En el lado contrario de la balanza está la India, que revisa al alza sus previsiones. En concreto un 7,4% en 2016. China no cambia las estimaciones de noviembre y crecerá un 6,5% este año y un 6,2% el año que viene.
En los países desarrollados, la previsión para EEUU se reduce al 2% en 2016, medio punto menos que en noviembre. En 2017, el país norteamericano crecerá a un ritmo del 2,2%, según la OCDE. Medio punto baja también la estimación de crecimiento para este año de Alemania, que se sitúa en 1,3%, y en 1,7% en 2017.
El país teutón zancadillea el crecimiento de la eurozona, donde el PIB crecerá cuatro décimas menos hasta el 1,4%. El próximo año lo hará un 1,7%, dos décimas menos de lo anticipado. La OCDE también rebaja las previsiones de Francia, Italia y Reino Unido.
El caso atípico es el de Japón, donde se ha rebajado dos décimas la previsión de crecimiento para 2016, hasta el 1,4%. Pero para 2017, se espera que el PIB aumente a un ritmo del 0,6%, una décima más que lo calculado en noviembre.