La gran apuesta de Volvo es el último de una serie de movimientos que están transformando por completo la industria del automóvil. La compañía anuncia que todos los nuevos modelos lanzados a partir de 2019 serán híbridos o completamente eléctricos, una decisión que pone fin a casi un siglo de Volvos impulsados únicamente por el motor de combustión interna.



La empresa con sede en Goteburgo seguirá produciendo motores de combustión pura para los modelos anteriores a ese año, pero su jugada a favor de las energías limpias le convierte en el primer gran fabricante de automóviles tradicional en fijar una fecha para dejar atrás este tipo de vehículos, con permiso de Tesla y Elon Musk, cuya apuesta ha sido desde el principio el coche eléctrico.

En este sentido, el presidente ejecutivo de Volvo, Hakan Samuelsson, adelanta que la compañía lanzará entre 2019 y 2021 cinco nuevos modelos, tres de ellos Volvo y dos de la marca Polestar, que serán total o parcialmente eléctricos: "Esto significa que en el futuro no habrá coches Volvo sin un motor eléctrico".

La compañía de origen sueco ha invertido mucho en nuevos modelos y plantas desde que Zhejiang Geely Holding Group la compró a Ford en el año 2010, estableciendo un nicho de mercado de automóviles premium dominado por rivales más grandes como Daimler, Mercedes Benz y BMW.

Parte de su nueva estrategia pasa por adoptar tecnologías emergentes que le permitan producir vehículos eléctricos con mayor rendimiento, así como coches autónomos. En este sentido, el mes pasado Volvo anunció que su división Polestar se convertirá en una marca independiente, enfocada a los coches eléctricos de alto rendimiento con el objetivo de competir con Tesla y Mercedes.

Volvo también ha dado pasos para una eventual colocación en el mercado, recaudando 5.000 millones de coronas suecas entre inversores institucionales a través de la venta de acciones preferentes emitidas el año pasado, aunque la compañía no ha tomado todavía una decisión sobre una Oferta Pública de Venta (OPV).