Estalló de la mano de la COVID-19 y a su lado parece querer seguir, incluso, hasta desaparecer. Peloton, el fabricante de productos de ejercicio físico en casa, lleva una semana en el punto de mira después que los reguladores estadounidenses hayan instado a la marca a retirar del mercado algunas de sus cintas de correr. ¿Por qué? ¿Cuánto le va a costar a la compañía?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
La compañía de máquinas de ejercicio vivió su época dorada durante la pandemia, ahora se enfrenta a demandas por 165 millones de dólares
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“Cuando sale el sol, todos tenemos motivos para correr”, esta cita, atribuida al hinduista Swami Sivananda, pone de relieve la relación que tenemos los seres humanos con una actividad tan natural para los bípedos como es el correr. O, bueno, como se dice ahora, el running.
En términos anglosajones o con matices más castellanos, correr siempre ha sido la actividad física por excelencia. Barata, accesible para todo el mundo y efectiva. ¿El único inconveniente? Que, normalmente, se ha de hacer al aire libre y no siempre es posible. Bien se sabe desde el estallido de la pandemia de la COVID-19 cuando el mundo se encerró en casa y no se podía salir, ni siquiera, a comprar el pan.
Los programas de televisión de ejercicios en casa, la imaginación rebosante para fortalecer los bíceps con el marco de la puerta o las piernas de la mano de un cojín explotaron en la cabeza de muchos aquel marzo de 2020, tan lejano en el tiempo y tan cercano en nuestra rutina ya que, en muchos casos, las cosas siguen como entonces.
Ganadora por la COVID-19
A raíz de este virus, la humanidad puede que lo haya empezado a pasar un poco peor, pero las marcas y fabricantes de dispositivos de ejercicios bajo techo, en casa, no. Peloton fue, en pasado, la gran ganadora de una pandemia que provocó una revolución en sus números con crecimientos de tres cifras con, únicamente, solo dos productos en venta: una cinta de correr de algo más de 4.000 dólares y una bicicleta estática de 2.000 dólares. Ah! Y una aplicación, lo que de verdad les es rentable, en la que por 39 euros al mes promete decir adiós a los gimnasios.
Su secreto pasa por incluir en sus aparatos deportivos grandes pantallas interactivas con conexión Wi-Fi, en las que los usuarios pueden acceder a más de 4.000 clases en vídeo, trabajar con 15 instructores diferentes y distintos estilos deportivos: todo un arsenal para sudar y ejercitar el cuerpo y la mente.
Además, para incrementar esa sensación de pertenencia a una comunidad, un grupo a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia, sus usuarios también pueden unirse a clases que se están emitiendo en directo. Pero, por supuesto, en la historia de Peloton, hay mucho más que eso. De otra forma, no se explicaría tal éxito.
Objetivo: ser un unicornio
Peloton nació en 2012 en Nueva York y vendió su primera bicicleta de spinning en 2013. En 2019 cerró una ronda de financiación de 550 millones de dólares de la mano de TCV Partners. Todo ello con un objetivo claro: convertir a la empresa en un unicornio, es decir, con una valoración de mercado superior a los 1.000 millones de dólares y a otra cosa mariposa.
Pero en pocos meses llegó la pandemia y el valor de Peloton ascendió a los 8.000 millones de dólares. En su salida a bolsa tuvo sus primeros problemas: cayó un 11%, pero consiguió mantenerse en pie.
En ese momento la empresa venía de un años fiscal en el que había facturado 910 millones dólares frente a los 410 millones del ejercicio anterior, 102.000 suscriptores en su aplicación digital y unas pérdidas netas de 245 millones de dólares. Además, la compañía se encontraba batallando duramente en el frente legal, ya que un grupo de aristas le había interpuesto una demanda de más de 300 millones de dólares por utilizar música sin su consentimiento en las clases online que retransmitía como fondo de sus clases virtuales de fitness.
Entonces aterrizó la COVID-19, se cerraron los gimnasios y Peloton ganó. Incrementó sus ventas y solo en marzo sus acciones se revalorizaron un 86%, elevando el valor de la compañía hasta los 10.000 millones de euros o lo que es lo mismo: el doble que el de Planet Fitness, una de las cadenas de gimnasios más grandes de Estados Unidos.
En el primer trimestre del año, los beneficios de Peloton crecieron un 66% respecto a los declarados en el último trimestre fiscal de 2019. En Estados Unidos se calcula que unos 60 millones de personas (datos de 2018) pagan la suscripción de algún gimnasio.
Durante la publicación de sus últimos resultados, las ventas han subido un 141% gracias a una fuerte demanda de las bicicletas. Pero ¿qué está pasando con sus cintas de correr?
¿El problema? Los muertos y heridos
De todo. Por el momento las están retirando del mercado tras la muerte de un niño y haber provocado otros 70 heridos. Del mercado ya se han retirado 125.000 cintas lo que provocará un desajuste en las cuentas de 165 millones de dólares después de suspender los pedidos, cancelar entregas y emitir reembolsos de los clientes que lo han solicitado después de que los reguladores instaran a la marca a deshacerse de estos dispositivos.
El presidente ejecutivo, John Foley, criticado por rechazar inicialmente las advertencias de los reguladores para que retiraran del mercado sus cintas, se disculpó hace unos días en una carta a los clientes por su inacción y dice ahora querer priorizar la seguridad a fin de garantizar el futuro de la marca.
Además, han anunciado una actualización de software que irá llegado “en los próximos días” y que acabará con el problema que ha originado todo esto. A partir de ahora la cinta, cuando no la esté usando nadie, se bloqueará de manera que se eviten accidentes como los sufridos hasta ahora en los que niños y mascotas se han visto arrastrados por unas máquinas que les han provocado la muerte.
Un futuro en verde
Con todo y con ello, este anuncio se produce después de que Peloton haya anunciado una nueva actualización de sus ingresos trimestrales con unas ganancias de 1.260 millones de dólares, superando ampliamente los pronósticos de los analistas.
Pese a este crecimiento, la empresa no pudo evitar entrar en pérdidas en el tercer trimestre, con unos números rojos de casi 9 millones de dólares, frente a los casi 52 millones del año anterior, derivados de los planes de inversión de la compañía.
La empresa, además, ha cerrado el tercer trimestre del año con un total de 2,08 millones de suscripciones en el segmento de Connected Fitness, lo que ha supuesto un crecimiento interanual del 135%. Lo que provocó un crecimiento de los gastos operativos del 51%.
Con respecto a las previsiones hasta junio, esta marca de fitness espera ingresar 915 millones de dólares, frente a los pronósticos de 1.160 millones de dólares, lo que deja latente el efecto que va a tener este retiro del mercado estas máquinas. Con todo y con ello, el CEO de la compañía, John Foley, asegura que todavía tienen espacio para seguir creciendo.
Y es que ya lo decía en esta entrevista en la CNBC: el futuro del fitness pasa por Peloton.
De momento los usuarios tienen hasta 2022 para devolver unas máquinas que prometían un futuro de oro para la compañía. Una empresa de ejercicio al estilo de Apple que busca convertirse en sinónimo de exclusividad. ¿Qué hacen para conseguirlo? Pues entre otras cosas llevarte el gimnasio a casa y, como hace Apple con su servicio de Apple Music, ofrecer conciertos y canciones en exclusiva de los artistas del momento. ¿Entre algunas de estas figuras? Nuestra cantante que actúa como telón de fondo de este viernes: Beyoncé.