La cuestión es distinguir la crítica que nos aporta algo. ¿Cómo es posible? En general, los críticos de valor cumplen una serie de características: huyen de generalidades y ofrecen detalles concretos, han vivido situaciones similares -por lo que saben de lo que hablan, son doctos en la materia-, escuchan, les interesa la opinión que genera su crítica, sus palabras dejan con un buen sabor de boca y ayudan a identificar los puntos positivos. "Si no se cumplen estos aspectos, las críticas son de escaso o nulo valor", señala Reina.
"Tenemos que asumir que no podemos gustar a todo el mundo todo el tiempo", es una de las recomendaciones que nos deja Sánchez Reina para encajar las críticas. También señala que es importante no confundir autoestima con autoengaño: "si rechazamos las críticas por mantener alta el autoestima, nos estaremos condenando a la mediocridad".