Un Jerome Powell continuista. Eso es lo que espera un mercado que vigila atento los mensajes que puedan desprenderse de la reunión de banqueros centrales en Jackson Hole.


El presidente de la Reserva Federal se estrenará como maestro de ceremonias del simposio en un momento en que Donald Trump le ha señalado directamente para criticar su gestión. El presidente de EEUU se ha mostrado, en múltiples ocasiones, abiertamente contrario a la política de subida de tipos de interés de la Fed, rompiendo así con décadas de independencia del banco central de EEUU.


Las autoridades de la Reserva Federal acordaron en sus actas publicadas este miércoles que los tipos de interés de Estados Unidos deberían subir aún más este año y el próximo, pese a la falta de apoyo del presidente estadounidense a ese plan. La pregunta que se hace el mercado es: ¿Cuántas subidas habrá de aquí a finales de año, una o dos? Algunos, como la presidenta de la Fed de Kansas City, Esther George, apuntan a que lo apropiado sería realizar dos alzas más.


A principios de esta semana, Trump afirmó que no está "entusiasmado" con los incrementos que se han llevado a cabo bajo la dirección del presidente de la Fed, Jerome Powell, desde que el mandatario le nombró en el cargo en febrero.  La Fed comenzó su actual ronda de subidade tipos bajo la presidencia de Janet Yellen en diciembre del 2015 y desde diciembre de 2016 las ha subido cada trimestre, incluso en su reunión de junio, cuando George se sumó a sus colegas para votar a favor de un aumento.

Éste es uno de los focos del día en Estados Unidos. El otro se sitúa en la creciente guerra comercial entre China y Estados Unidos. Las conversaciones entre ambos países no han logrado avances y ayer mismo ambos países se imponían aranceles mutuos del 25% sobre algunos biene valorados en 16.000 millones de dólares, políticas que han llevado a la divisa norteamericana a un punto muy fuerte.

La mayoría de analistas no prevé ningún avance en las conversaciones de ambos países y ve más riesgo que antes de guerra comercial, panorama que el país chino ya ha asegurado que no quiere, pero sí que está preparado para enfrentar.