El pevetero se encenderá el 5 de agosto y si la situación no cambia, el público no podrá acudir en metro a la ceremonia de inauguración. La línea 4 que conecta el centro de la ciudad con el Estadio Olímpico sigue en construcción. Se acaba de presentar la estación Jardín Oceánico, pero aún hay pendientes dos estaciones más, de las cinco que tiene la línea.
El próximo mes, Río de Janeiro se enfrenta a una carrera de velocidad. Los 6.000 empleados en las obras, trabajan 24 horas al día para cumplir los plazos y realizan las pruebas de funcionamiento por las noches.
También es una carrera de obstáculos. A los problemas de solvencia del estado hay que sumar la gran diferencia entre el presupuesto inicial y los costes finales. Según una auditoría del Tribunal de Cuentas de Río, solo en 2015, el gasto en la línea de metro se multiplicó por 21, de 109 millones de euros, a 2.365 millones.
Para garantizar que el metro funcione en agosto, se van a inyectar 139 millones de euros. De los cuales, 97 millones de euros se destinarán a pagar las deudas. El resto, se utilizará para reurbanizar los entornos de las estaciones, asfaltar, iluminar o recalificar plazas.
Durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, la línea 4 de metro estará solo a disposición solo de las personas que tengan entrada para las competiciones. Después del 19 de septiembre se abrirá al público, pero en horario reducido, de 11 de la mañana a 3 de la tarde. La expectativa es que para final de año, funcione al 100%.