Tras el referéndum ilegal, los altercados vividos estos últimos días, y el clima de tensión que se está viviendo en Cataluña. Carles Puigdemont decía hace poco que “no existe un botón para la independencia”. Pero los acontecimientos se van sucediendo a tal ritmo, que lo que se dijo ayer poco tiene que ver con lo que se dirá mañana. El presidente de la Generalitat declaró en una entrevista emitida por la BBC, que se declarará la independencia “48 horas después de que se hagan oficiales los resultados”


Pero no todo en la vida sale según lo planeado, la entrevista rompió los tiempos de Puigdemont. No contaba con que sus declaraciones se hicieran públicas antes de mensaje del Rey. En realidad, han sido sus socios de la CUP, los que se han encargado de ponerle fecha y hora para la ruptura que será este mismo lunes.


En su discurso de anoche reiteró que este momento requiere mediación. “Hemos recibido propuestas en las últimas horas y recibiremos más, todas ellas conocen de primera mano mi disposición a emprender un proceso de mediación” señaló y añadió que es una irresponsabilidad no atender a las llamadas que se envían desde dentro y fuera de Cataluña e incluso desde el extranjero. “Para que le conflicto se encarrile desde la política y no desde la policía”
En un primer momento, propuso una interlocución de la mano del partido de Pablo Iglesias. El Partido Popular, no tardó nada en situarla en vía muerta. En el mismo sentido se ofrecieron a esta causa PNV y el PSC. Ante las negativas de Moncloa, el President tenía la intención de apelar a la mediación internacional, para buscar una solución al problema que él mismo ha creado. En concreto, el Vaticano le gustaba especialmente como puente con el Gobierno central.


El gobierno catalán, siempre ha dado especial importancia a la presencia internacional de sus mensajes. En especial en el ámbito europeo. Es consciente de que el mediador no puede pertenecer al entorno de la Unión Europea, ya que se trata de una parte interesada en el pulso “Generalitat Vs Gobierno”. Su preferencia por el Vaticano se debe a la competencia diplomática extraordinaria y acreditada que tiene este estado.


Mientras tanto, el Vaticano se mantiene prudente. El Papa no se ha pronunciado acerca de Cataluña, pero los jerarcas de la Iglesia, hombres de máxima confianza de Francisco, ya han sido llamados por Moncloa y el Palau.


Los arzobispos cumplen con ese papel conciliador de ánimos templados y dialogantes que son tan necesarios en un clima como el que se vive estos días en Cataluña.
El arzobispo de Barcelona, siempre se ha mostrado claro al respecto. Tras los acontecimientos del pasado domingo afirmó que “la situación de violencia que se vive hoy en Cataluña es deplorable”, al tiempo que pidió “encontrar una salida pacífica y democrática”. Esta llamada a la serenidad deja intuir la opinión de Francisco.


Distintos medios revelaron que, Rajoy se había entrevistado por la tarde con el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, y con el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, reunión no confirmada ni por Moncloa ni por la Conferencia Episcopal. Pero las fuentes aseguran que "en ningún caso se ha concretado compromiso alguno, sino que se ha reiterado el mensaje lanzado la semana pasada por los obispos españoles en comunión".


El Arzobispado de Madrid ha querido hacer esta precisión después de que ayer desde Podemos dijesen que Osoro había asegurado a Iglesias que intentaría convencer a Rajoy para que dialogue con Puigdemont.


Según TV3, Omella se reunió ayer con el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras. El líder de ERC, le habría pedido que ejerza esa mediación que reclama el gobierno catalán desde la noche del 1-O.


Celia Acitores