Tras una profunda contracción del PIB del 7% en 2020, la economía de Emiratos Árabes Unidos está en vías de recuperación. La demanda interna se beneficia de una política fiscal expansiva y de un despliegue de la vacuna contra el coronavirus más rápido que en la mayoría de los demás países.

El informe de CyC: la economía de EAU

Pavel Gómez del Castillo, Responsable Comunicación de Crédito y Caución, nos presenta su último informe sobre la situación económica de los Emiratos Árabes

Los ingresos de las exportaciones se ven favorecidos por el repunte del precio mundial del petróleo y por la eliminación gradual de los recortes de la producción de petróleo impuestos por la OPEP+. Crédito y Caución prevé que en 2021 el PIB de Emiratos aumente entre el 1% y el 3%, dependiendo de la evolución de la vacunación y la contención de la pandemia.

Emiratos es uno de los Estados del Golfo que ha logrado una mayor diversificación de su economía. Actualmente, los sectores no petroleros representan el 74% del PIB.

Son, además, uno de los destinos de inversión extranjera más atractivos de Oriente Medio y Norte de África y un importante centro regional, en el que la reexportación representa casi el 50% del total de sus exportaciones.

Las reformas legales en curso y sus excelentes infraestructuras sitúan a los Emiratos en una buena posición para seguir impulsando las industrias no petroleras, como el turismo, las energías renovables y la tecnología financiera.

El proceso de diversificación ofrece oportunidades comerciales a los exportadores de productos de alta tecnología, ya que la demanda ha aumentado continuamente en los últimos dos años. Al mismo tiempo, la demanda de importación de productos farmacéuticos, equipos de telecomunicaciones, maquinaria eléctrica y alimentos sigue siendo fuerte.

A pesar de la recuperación en curso, los resultados empresariales siguen siendo débiles y el riesgo crediticio de varios sectores elevado, especialmente en Dubái.

La actividad empresarial en el sector privado no petrolero en su conjunto está en expansión, pero la construcción, los servicios y la industria manufacturera aún no se han recuperado.

El inmobiliario y la construcción siguen luchando contra el exceso de capacidad y su recuperación es bastante incierta. Antes de la pandemia, en un contexto de modesto crecimiento y falta de proyectos, presentaban un aumento de las dificultades de liquidez y márgenes ajustados especialmente entre los actores más pequeños.

La plena recuperación del turismo, que representa el 16% del PIB, aún tardará algún tiempo. La Exposición Universal de Dubái podría contribuir a reactivar el sector, dependiendo del ritmo de implantación de la vacunación a nivel global y el levantamiento de las restricciones de viaje.

La morosidad bancaria ha aumentado entre empresas y consumidores y la calidad de los activos podría debilitarse aún más debido al fin de los aplazamientos a la devolución de préstamos y la elevada exposición al inmobiliario, que supone un 20% del crédito total. Sin embargo, el sector financiero debería ser lo suficientemente resistente para hacer frente a estos retos. 

Diversificación

A pesar de la diversificación en curso de la economía, los ingresos públicos siguen dependiendo en casi un 50% de los ingresos por hidrocarburos, con un precio de equilibrio fiscal de 70 dólares por barril.

La compañía petrolera estatal sigue invirtiendo fuertemente en la industria de los hidrocarburos para aumentar la producción de petróleo de cuatro a cinco millones de barriles diarios y ampliar las operaciones de transformación.

La deuda pública aumentó al 78% del PIB el año pasado, frente al 61% del año anterior, pero el riesgo de sostenibilidad de la deuda es manejable. Los fondos soberanos, estimados en el 290% del PIB nominal, suponen un gran colchón financiero que permitirá una reanudación gradual de la consolidación fiscal en los próximos años, devolviendo la deuda pública vuelva a su nivel anterior a la crisis en torno al 2025.