La principal dificultad a la hora de afrontar el Brexit es establecer los términos en los que Reino Unido abandona la Unión. Solo después podrán entenderse el resto de negociaciones, tanto desde el punto de vista comercial, como desde el prisma sociológico. Es por ahí que podrían venir los problemas.
Además, ante la desconexión, la Unión Europea tiene previsto reclamar a los británicos el coste de esa salida y los pagos pendientes, que superan los 60.000 millones de euros. Algo que podría soliviantar a Reino Unido. La primera ministra británica, Theresa May, ya ha advertido que en caso de no lograr un buen acuerdo “es preferible no llegar a ningún acuerdo”. Algo que haría daño a las cuentas por ambas partes, y tanto Reino Unido como la Unión Europea sufrirían las consecuencias.