Puede que de primeras el Grupo Lecta no nos suene de nada, pero en realidad, se trata de un viejo conocido de los años 90 relacionado con el grupo KIO. Nos referimos a Torraspapel.
Y es que el Grupo Lecta se compone de tres compañías: la española Torraspapel, la francesa Condat y la italiana Cartiere del Garda.
La que nos interesa en esta historia es Torraspapel, pero para situarnos bien debemos comenzar por el grupo KIO. Este fondo soberano de inversión de Kuwait aterrizó en España en el año 84 con algunas inversiones menores. Nos encontramos en una España preeuropea, no queda mucho para que estalle la guerra del Golfo y la invasión de Kuwait.
KIO fue el encargado de dar forma al Grupo Torras, su principal brazo inversor en España y una de las grandes firmas de la historia de la economía española. Grupo Torras estaba compuesto, entre otras, por Torras Papel, Prima Inmobiliaria, Ercros, Industrias Burés, Seguros Amaya y Ebro Agrícolas (actual Ebro Foods).
¿Por qué se recuerda al grupo Torras? Porque protagonizó uno de los mayores escándalos empresariales de la historia de España, conocido como caso KIO. Una trama que marcó la década de los 90 con la mayor suspensión de pagos conocida hasta la fecha: 243.000 millones de pesetas, es decir, el equivalente a unos 1.500 millones de euros.
Y en esta historia a muchos les sonará el nombre de Javier de la Rosa, máximo responsable del grupo Torras. Porque el estallido de la crisis KIO comenzó con su dimisión. A partir de ahí, comenzaron a caer el resto de las fichas de dominó: un mes más tarde de la dimisión de De La Rosa, se declaró la suspensión de pagos de dos de las filiales del Grupo Torras: Ercros, Fesa-Endersa e Industrias Burés. Le siguió la suspensión del Grupo Torras y más tarde, de Prima Inmobiliaria y Urbanor.
A raíz de esto, la mayor parte de los esfuerzos se centraron en evitar la suspensión de pagos de Torraspapel. La compañía entró en una fuerte crisis y presentó un plan de viabilidad que planteaba la reducción del 30% de su plantilla. En varias ocasiones el Gobierno estudió soluciones para su falta de liquidez y el ICO le concedió una línea de financiación por valor de 14.800 millones de pesetas. Años más tarde, Torrespapel pasó a manos de la firma de capital riesgo británica CVC por 50.000 millones de pesetas. Con esta compra, CVC proyectó el que ahora es el Grupo Lecta.