2020 ha sido un año peculiar para todas las grandes industrias. Imprevistos como COVID-19 o los confinamientos a nivel global provocaron que las grandes empresas tuviesen que improvisar saliendo así de sus rutinas. Esto también afectó a los fabricantes de automóviles que, con una errónea planificación, ahora están sufriendo las consecuencias.
Un ejemplo de ello es, por ejemplo, la falta de chips que provoca que algunos tengan que reducir su producción de nuevos vehículos.
Ford, Subaru y Toyota ya han anunciado que paralizan la producción por falta de semiconductores. El sector pierde en apenas 15 días más de 200.000 ventas
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El primer problema al que tuvieron que enfrentarse los fabricantes de automóviles fueron los confinamientos, eso es innegable. El cierre de todas las plantas está desafiando a un sector en horas bajas y que, encima, ahora tienen que hacer frente a un segundo gran problema: no hay chips para fabricar sus modelos por la alta demanda de múltiples sectores.
A principios de 2020 y con el cambio de rutinas, la industria automovilística predijo que no se iban a vender tantos coches como en ejercicios anteriores debido a la paralización de los viajes y los confinamientos que nos impedían en salir ni siquiera a la calle de enfrente.
En consecuencia, las marcas decidieron comprar menos chips para los próximos meses ya que si ni iban a fabricar, ni vender tantos vehículos… ¿para qué los iban a querer? "Para mucho" estarán ahora respondiéndose unos cuantos ya que la realidad no ha sido esta.
Para sorpresa de todos, los coches han seguido vendiéndose igual o incluso más que antes de la pandemia. La gente y más con el peligro a los contagios, prefiere, más si cabe, el transporte privado. En consecuencia, varios gigantes se han visto en la situación de no tener chips suficientes que colocar en sus vehículos.
Tenemos que decir que un coche tampoco tiene porqué ser extremadamente moderno, eléctrico o autónomo para incluir procesadores en su interior.
Hasta los coches más básicos cuentan con microchips para regular, por ejemplo, la potencia del motor.
¿Comprar más?
Pero, ¿por qué no, con este desabastecimiento sobre la mesa, los fabricantes compran más chips? Pues la respuesta es breve y sencilla: no los hay, no hay proveedor capaz de fabricar todos los que se están demandando a nivel global y, por su fuera poco, los fabricantes están priorizando a los fabricantes de electrónica del consumo que, al final, es lo que más dinero les da.
Teléfonos, tablets, ordenadores, relojes inteligentes y en general dispositivos inteligentes para el hogar tienen más prioridad que los vehículos.
Y esto se debe a dos razones, la primera de ellas es que simplemente la cantidad contratada por los fabricantes de electrónica de consumo es mucho mayor. Se fabrican muchísimos más teléfonos y tablets que coches en el mundo, por lo que los proveedores prefieren satisfacer a estos clientes antes que a los que fabrican coches. Pero es que por otro lado, los fabricantes de electrónica de consumo suelen pujar más alto por los chips y, quien más da, se lo lleva.
El caso es que esta escasez está provocando que Ford, Subaru o Toyota, no puedan poner en carretera sus coches, pero no solo al otro lado del charco se está viendo afectados. Aquí en Europa Volskwagen, o Fiat Chrysler también están en peligro.
¡A la guerra!
Aunque como no podía ser de otra manera quien está detrás de todo esto es Donald Trump y su guerra comercial con China ya que, en consecuencia, muchos fabricantes, radicados en Asia, decidieron prescindir de fabricantes de semiconductores vetados y apostar todo a una, croncretamente, hacia Taiwan Semiconductors.
Una compañía que se está comportando notablemente bien en bolsa durante estos días, pero que en las últimas horas se ha podido saber que no ha podido satisfacer la demanda.
Sin los chips, por ejemplo, una planta de Ford en Kentucky ha tenido que cerrar porque no se pueden montar los frenos de los coches. La misma compañía ha anunciado paraliza, por este mismo motivo, la actividad de su planta de producción de su modelo Focus en Saarlouis (Alemania).
Con todo y con ello, la solución no va a ser de hoy para mañana ya que un chip, ya sea para un ordenador o para un Lexus, tarda en fabricarse la friolera de mes y medio. Y es más la demanda, en los últimos meses, ha aumentado un 50% y no existe ninguna compañía, ni siquiera el conjunto de la industria, que pueda seguir ese ritmo.
En consecuencia, los directivos han decidido poner en marcha las cadenas de fabricación de sus modelos más caros. El caso es que según el último informe de AutoForecast la industria, en términos globales, ya ha experimentado una caída del negocio de más de 202.000 unidades en lo que llevamos de año, en apenas son 15 días.