Hoy se ha sentado en el banquillo Francisco Verdú Pons, que se incorporó como consejero delegado de la entidad poco antes de su salida a bolsa.


El exconsejero asegura que no tuvo ningún tipo de influencia en el folleto de salida a bolsa de la entidad. Además, ha argumentado que cuando él se incorporó el folleto ya estaba prácticamente redactado y explica que no había razones para dudar de esas cuentas porque eran las más supervisadas de la historia de España, en relación a los informes favorables de la autoridad bancaria europea o de los mayores bancos de inversión del mundo y que si las firmó fue por lealtad a todas las bendiciones que recibieron.


Las cuentas tienen todas las bendiciones


“Yo no tengo ninguna duda, ni razón, ni evidencia para cuestionar esas cuentas; las firmo porque tienen todas las bendiciones”, ha resumido en la misma línea que sostuvo Rodrigo Rato, expresidente de Bankia, y José Manuel Fernández Noriniella, exconsejero de la entidad en sesiones anteriores. Verdú ha recordado que “cinco días antes de la salida a bolsa” se publicó el resultado de los test de estrés realizados a toda la banca europea, unos exámenes que “esperaban con ansiedad todos los consejeros de los bancos”, y que Bankia pasó con holgura.


También ha dicho que no tiene sentido que si el Banco de España, tenía la más mínima duda sobre el precio, no lo hubiera manifestado en su día. Incluso, ha precisado que el Banco de España se pronunció diciendo que la salida a Bolsa era la opción que daría más transparencia a la entidad.


El testimonio de Verdú es diferente al resto de dirigentes ya que llegó a la entidad un mes y medio antes de la Oferta Pública de Suscripción (OPS) y, además, no pertenecía al grupo de confianza de Rodrigo Rato. La fiscalía pide dos años y siete meses por presunta estafa a inversores en salida a Bolsa, la menor condena del equipo directivo.