El mayor banco de Alemania lucha por cambiar la tendencia negativa de los últimos trimestres y, a pesar de presentar una nueva caída de las ganancias y recortar las previsiones para el conjunto del año, Deutsche Bank asegura que cerrará el año con beneficio. Sería la primera vez desde 2014 después de tres años de pérdidas y acumulación de titulares negativos, incluidos una rebaja de calificación de S&P y el fracaso en las pruebas de estrés de la Reserva Federal de Estados Unidos.
La entidad confía en la última reestructuración acometida bajo el nuevo liderazgo, pero no logra dar la vuelta a la cuenta de resultados. Deutsche Bank registra un descenso del 65% de su beneficio neto en el tercer trimestre del año, hasta los 229 millones de euros. Es la cifra más baja para este periodo aunque está por encima de lo esperado por el consenso del mercado, que auguraba unas ganancias entorno a 149 millones.
Por otro lado, sus ingresos se sitúan en 6.175 millones, lo que supone un descenso del 9%, en un trimestre marcado por la debilidad de la actividad comercial. Además, los ingresos de la división de negociación de bonos se han reducido un 15%, mientras que los provenientes de la negociación de acciones se han reducido otro 15%.
El consejero delegado de la entidad desde el mes de abril, Christian Sewing, asegura tener los "costos bajo control y suficiente capital para crecer". Mientras, las acciones del banco acumulan un descenso del 41% en lo que va de año.
Para 2018, Deutsche Bank espera que sus ingresos sean ligeramente inferiores a los de 2017 por la reestructuración en sus actividades de banca de inversión, mientras continúa en sus planes para recortar la plantilla en más de 7.000 empleos. La plantilla al final del trimestre era de 94.717 personas, lo que supone un descenso de alrededor de 700 durante el trimestre.