El segundo banco más grande de Suiza consigue un beneficio neto atribuido de 1.341 millones de francos, 1.157 millones de euros al cambio. Entre enero y junio la cifra de negocio de Credit Suisse sube un 5% y el beneficio antes de impuestos asciende hasta los 1.817 millones de euros, un 68% más que en el mismo periodo de 2017.
La rama que más destaca es la división de Gestión Internacional de Patrimonio que según el consejero delegado de la compañía, Tidjane Thiam, experimentó un "creciente impulso en materia de beneficios". Su volumen de negocio aumenta un 11% y el beneficio antes de impuesto un 40%.
Credit Suisse, que dobla beneficio neto, dice que está en la línea de poder cumplir con los objetivos marcados para 2018 en su plan de inversión que por cierto termina este año. Desde 2015 la compañía helvética se ha centrado en la gestión de patrimonio y ha restado protagonismo a su actividad en la banca de inversión para protegerse de la volatilidad del sector. De hecho, ha reconvertido su modelo de negocio y el porcentaje de beneficio que provenía de la banca ha pasado del 60% al 19%.
"Para el resto de 2018 seguiremos centrándonos en el crecimiento de nuestra franquicia de gestión de patrimonios y en completar exitosamente los dos últimos trimestres de nuestra reestructuración", dice Thiam. A lo que añade que seguirán trabajando por ofrecer una mayor rentabilidad, retornos más altos y un valor creciente para loas accionistas.
Sin embargo, reconoce que las tensiones comerciales y geopolíticas y la modificación de la política monetaria podrían desencadenar "periodos de mayor incertidumbre para el resto de 2018". De persistir, podrían afectar a la confianza y provocar efectos desfavorables en varias actividades de su negocio, sobre todo las dependientes del mercado.