El Foco de Mercado Abierto lo colocamos en Francia donde los multimillonarios y Twitter porque los jets privados están causando sensación en un país vecino que estalla en las calles y en las redes sociales.
Mientras el país está en huelga general y los franceses ven como se quejan en contra de “alto coste de la vida y la inacción climática”.
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
La segunda fortuna de Francia y propietario del grupo LVMH ha vendido su avión privado por la presión de las redes sociales y la competencia
Mientras, reclaman con pancartas implementar un impuesto a las grandes empresas, más ayudas sociales o frenar el proyecto para retrasar la edad de jubilación y dejarla en los 60 años. Mientras piden que se les suban los sueldos y congelar los precios de los alimentos en el supermercado.
Pues con estos mimbres son con los que lucha la Francia de la calle mientras denuncian que los ricos viven mucho mejor que el galo de la calle que todos los días se va a trabajar llueva o truene. Así es como están apareciendo en las últimas semanas en este país cuentas de Twitter que monitorizan los jets privados de las grandes fortunas del país como el propietario de Louis Vuitton, Bernard Arnault.
Lo que buscan es denuncian “el modo de vida contaminante de los más ricos”. La crisis ha llegado tan lejos que, incluso, se están trasladando a otros sectores. Estos grupos, en base a datos públicos ofrecidos por las autoridades galas, controlan en estos momentos los vuelos de otras grandes compañías como el gigante petrolero TotalEnergies.
Ha llegado tan lejos esta crisis que Arnault ha tenido que vender su avión y se ha pasado al alquiler para evitar que los números de vuelos sean rastreados por quienes buscan controlar los movimientos de la segunda fortuna de Francia.
Gran Hermano
Arnault cuenta con un patrimonio neto de casi 133.000 millones de dólares, superando al de Jeff Bezos, el fundador de Amazon, como segundo hombre más rico del mundo, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg.
Su hijo, Antoine Arnault, hace unas semanas defendía el uso de aviones privados en un programa de televisión porque para ellos, advertía, es una “herramienta de trabajo”.
En todo caso, dice Arnault que no ha vendido su jet privado porque esta crisis de las redes sociales sino porque, advierte, no es “bueno” que su competencia sepa dónde está porque, eso, avisa, puede darles pistas.