¿Qué impacto puede tener la llegada de las tecnológicas como Apple, Samsung, Huawei al mundo del automóvil? Quizá haya que reformular la pregunta o quizá esa cuestión ya está resuelta, porque impacto ya hay y está frenando en seco la producción de automóviles de las grandes firmas de automoción y se asfixian. ¿Por qué?
El pasado 2020 se han juntado una serie situaciones que están provocando una tormenta perfecta en el mundo del automóvil. Cada vez más, este sector depende de la tecnología y, de momento, no hay comida para todos.
A principios de este año, Nissan Motors ha reducido en 5.000 vehículos la producción de su Note por falta de semiconductores. Un inconveniente que empiezan a ver en el horizonte otras marcas como Toyota, Volkswagen, Ford, Honda y FCA, entre otros.
Tras un 2020 desastroso en el mundo de la automoción con mínimos históricos de ventas, la tormenta aún no se desvanece ya que la mayoría de firmas han anunciado recortes. Honda se suma a Nissan y reduce en 4.000 vehículos su producción en Japón.
Falta de suministros que han provocado, incluso, el cierre de fábricas como la de Kentucky de Ford o una canadiense de FCA.
Sin embargo, era una noticia esperada. “Se espera que una escasez de suministro de semiconductores para el mercado automotriz cause una interrupción temporal, pero los proveedores esperan absorber la demanda en 2021”, avisaba IHS Markit el pasado mes de diciembre.
Tormenta perfecta en 2020
No obstante, hasta llegar a este punto, la tormenta perfecta se ha ido cocinando a fuego lento. La aparición de la Covid-19 trajo consigo una imposibilidad de abrir las fábricas para ensamblar los semiconductores, luego llegó la apertura del mercado, pero muchas fábricas se mantenían cerradas por el impacto desigual del SARS-CoV-2.
Según datos de IHS Markit, la demanda de semiconductores en el último trimestre de 2020 aumentó a un ritmo más fuerte de lo esperado. El aumento en la producción de smartphones 5G y la aparición de la PlayStation 5 de Sony y la Xbox Series X de Microsoft, hicieron que estos segmentos consumieran el stock disponible.
“Los proveedores de semiconductores deberían poder absorber la demanda en el transcurso de 2021”, apunta IHS Markit. De todas formas, los fabricantes de chips tienen en el sector de la electrónica a su ojito derecho, ya que los pedidos son más generosos que los que llegan desde el mundo del automóvil.
Solo el mercado anual de teléfonos inteligentes supera los 1.000 millones de dispositivos, en comparación con menos de 100 millones de automóviles.
La fabricación de automóviles también es un negocio de menor margen, lo que hace que los fabricantes no estén dispuestos a subir los precios de los chips para evitar poner en riesgo su rentabilidad.
Con la llegada del 5G, los smartphones requieren un 40% más de semiconductores que las versiones 4G anteriores. Por su parte, el creciente interés por los vehículos eléctricos ha disparado la demanda de chips en el mundo de la automoción.
En los vehículos híbridos y completamente eléctricos (EV) a menudo están siendo equipados con sistemas de asistencia al conductor (ADAS) más avanzados y funciones de información y entretenimiento.
Estos sistemas de entretenimiento avanzados, clústeres digitales, pantallas de visualización frontal (HUD), características de seguridad y tecnologías ADAS requieren diseños de sistemas en chip (SoC) que necesitan nodos de proceso muy avanzados.
Guerra por los chips
Esa guerra comercial que tanto dio que hablar en 2019 había quedado aparcada por la irrupción inesperada del SARS-CoV-2. Sin embargo, las tensiones nunca habían desaparecido.
El campo de batalla de la tecnología fue sustituido por el sanitario y, en este caso, con la OMS de por medio. Ahora la pelota vuelve a la tecnología con Huawei en la diana y el perjudicado: Taiwan. Un triángulo de tensión con Trump y los chips TSMC de por medio.