La última vez que un presidente de Estados Unidos estuvo en Asia durante tanto tiempo fue a finales de 1991 y principios de 1992, con George Bush padre. Pese a las críticas, Donald Trump se va 11 días de viaje y deja atrás el frente interno, con asuntos como la investigación federal sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, la recuperación de Nueva York tras el ataque que dejó ocho muertos y el debate sobre el proyecto de ley de reforma fiscal, crucial para su mandato.
Con paradas en Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas, el objetivo de la Casa Blanca es desviar el objetivo del propio Trump y centrarlo en los intereses de Estados Unidos en la región, como explica en Capital Radio Carlota García Encina, investigadora del Real Instituto Elcano.
Encina señala que la visita a Shinzo Abe en Japón será la más fácil, con reafirmación de las relaciones bilaterales y la agenda centrada en Corea del Norte. Las relaciones comerciales, y el futuro del TTP, quedarán en un segundo plano. China, en el ecuador de la gira, es el país clave del viaje. Tampoco se esperan aquí conversaciones sobre el déficit comercial o el dumping
A su paso por Corea del Sur, Trump centrará la visita en la escalada nuclear de Pyonyang. Seúl espera un respaldo claro de la Casa Blanca en ese sentido. Prueba de ello es que Trump va a visitar las bases militares.