Hace poco salía a la luz que el Banco Central Europeo, quien trata de asegurar el acceso al crédito de empresas y particulares manteniendo bajos los tipos de interés de préstamo de dinero para los bancos, veía con preocupación el endurecimiento de las condiciones de acceso a los mismos.
Esto se debe al miedo del impago y el riesgo real de que las entidades vean cómo, al igual que pasó en la crisis anterior, las deudas se incrementen, dejen de cobrar no solo intereses sino el capital prestado e incluso se vean de nuevo con un stock de inmuebles y productos que supongan un problema a posteriori.
De ahí que, ante la falta de ayuda bancaria, haya gente que en un momento dado busque un préstamo inmediato que solvente la necesidad rápida de hacer un pago, comprar algún producto o incluso ser capaz de mantener la nevera llena.
“Las familias están viviendo una gran incertidumbre económica con la situación laboral actual. La falta de movimiento, la incertidumbre sanitaria y los cierres sectoriales están trayendo a casa la sensación de preocupación financiera en el corto plazo. De hecho, es uno de los tiempos en los que se ha visto incrementado el ahorro. Pero esta es solo una versión. La otra cara de la moneda es gente que, al haber perdido sus ingresos, no son capaces de hacer frente a los recibos, compras o deudas y necesitan de esa ayuda inmediata para paliar el problema” explican algunos expertos en economía.
Mientras que los créditos de consumo o la solicitud de préstamos hipotecarios en Europa está en descenso, la presión fiscal y económica en la economía familiar va en ascenso, y eso conlleva grandes decisiones y una contención de gasto añadida.
¿Cuáles son los gastos más comunes en una familia?
Más allá de hacer frente a la hipoteca y recibos de suministros básicos (luz, gas, agua) o comunidades de vecinos, existen una serie de gastos que van incrementando la deuda familiar. Durante el invierno, además, se suma también la necesidad de mantener caliente el hogar.
Si existe un préstamo que está en marcha y que ha servido para comprar electrodomésticos, un vehículo o incluso para pagar los estudios superiores, por poner un ejemplo, se suma a los deberes económicos mensuales.
A estos hay que sumar actualmente también los gastos derivados de las medidas de protección como mascarillas y la compra, que ha visto cómo desde el primer confinamiento ha incrementado su precio en la cesta de compra habitual ya que, la mayoría de productos, han tenido también que repercutir su precio.
“Cada casa tiene una previsión de ingresos y gastos que también se ha visto modificada durante la pandemia por las situaciones personales de cada miembro. Desde quienes han tardado en percibir el importe de los ERTEs hasta quienes han tenido que darse de alta tarde en la Seguridad Social o no perciben las ayudas actualmente por el colapso de la administración. Son muchos quienes buscan la ayuda en la familia, pero también en préstamos que palíen la incertidumbre y problemas actuales” comentan.