Con una tasa de paro superior al 10% y 3 millones y medio de parados, Francia aprueba una nueva reforma laboral. Lo hace por decreto, a través del artículo 49.3 de la Constitución y sin pasar por la Asamblea Nacional por la falta de apoyos parlamentarios, con la oposición de la mayoría de la población y división en las propias filas socialistas. La norma ya está aprobada a falta de una moción de censura que se votará el jueves con escasas probabilidades de éxito.

Es la norma más importante y más polémica de la legislatura de François Hollande, cuyo Gobierno asegura que es una reforma necesaria para revertir el crecimiento del desempleo. Los críticos argumentan que aumentará el paro y se facilitarán los despidos.

El analista de Fedea, José Ignacio García Pérez, explica que aún hay que esperar a las especificaciones técnicas de la norma para evaluar sus posibilidades de éxito, pero considera que no tendrá más éxito que la reforma laboral española. No espera una gran creación de empleo indefinido:

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