Las miradas se posan sobre la banca italiana una vez despejadas las principales incertidumbres políticas del año en Europa. Monte dei Paschi di Siena, Banca Popolare di Vicenza o Veneto Banca son las entidades que podrían protagonizar el culebrón del verano ahora que conocemos el resultado de los comicios en Reino Unido y Francia y no esperamos sorpresas de Alemania.

La resolución y compra del Banco Popular por parte del Santander ha abierto una veda a la que Italia no quiere sumarse y mientras Bruselas eleva la presión sobre Roma para que solucione la delicada situación del sector financiero, el Gobierno de Paolo Gentiloni se resiste. Italia descarta, por el momento, un rescate interno o bail in y cree que la solución llegará pronto. Pero no es lo que parece, porque "cualquier actuación supondría perder votos de cara a las elecciones de finales de este año o principios del que viene", como explica el investigador y profesor de la Universidad Europea de Madrid Pablo Martín de Santa Olalla en Información Capital.

El principal problema de las entidades transalpinas se concreta en la gran cantidad de créditos morosos acumulados, que hace seis meses suponían "360.000 millones de euros" en el sector. Tras el referéndum, "lo único que se hizo fue la nacionalización del Monte dei Paschi, pero aún están por acordar las cifras que hay que inyectar para sanear el banco y ahora aparecen nuevos bancos en muy mala situación". El experto asegura que la situación del sector financiero no puede dilatarse más en el tiempo y la negativa del Gobierno a actuar antes de los próximos comicios crea una mayor divergencia con otros países de la eurozona que si hicieron las reformas de turno, con el consecuente coste económico y social.



"La ocasión es inmejorable para que Italia haga el saneamiento con Mario Draghi al frente del BCE", explica Santa Olalla, "pero el Gobierno no está aprovechando el momento". La cada vez más cercana quiebra de los bancos de Veneto "puede llevar a una situación como la que hemos visto en el Popular en la que finalmente el banco se deje caer, lo absorba otra entidad tipo Unicredito o Intesa Sanpaolo y sobre la base de que las acciones valgan sencillamente cero, como ha pasado con el Popular".

Año y medio después de que se pusiera en marcha el mecansimo Atlante para sanear los bancos italianos, los balances de las entidades están cada vez más deteriorados. La deuda del Estado alcanza el 135% del PIB y cualquier ayuda pública supondría incumplir severamente los objetivos de la Comisión Europea. Mientras el Gobierno se resiste a soluciones que pasen por fusiones o un bail in, tampoco se aclara la situación con el Monte dei Paschi. No se ponen de acuerdo las autoridades europeas e italianas sobre la cantidad de dinero que necesita la entidad. Según este experto, el miedo a una crisis sistémica hace que el Gobierno se reserve la realidad de las cifras de la banca italiana.