Gritos de alarma para una Europa que entra en invierno habiendo pasado un otoño complicado por la guerra de Rusia en Ucrania que, solo por la energía, nos ha constado ya más de un billón de euros. Y ojo que esto es un peligro. Los altos precios podrían durar años.
Las ayudas para los Gobiernos - y sus cuentas públicas - ya son inasumibles y los alivios en el mercado no se espera que lleguen hasta - al menos - 2026. ¿Hacia dónde va el camino?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
Los ministros de Energía del bloque comunitario consiguen alcanzar un pacto para limitar los precios del TTF en Ámsterdam
Industrias, comercios, artesanos, agricultores, asociaciones vecinales… las quejas las escuchamos desde cualquiera de las esquinas de entre todas las calles por las que pasemos.
Las alarmas las emiten cualesquiera de los que han sido excluidos, en el marco de la liberalización del mercado de la electricidad, de las tarifas reguladas y de empresas públicas que se deben poner ahora al servicio de la economía.
Día a día hablamos de los estragos en los precios de la energía. Los consumidores ahogados y, mientras tanto, la política sin ser capaz de dar la respuesta.
Porque la semana pasada era la comisaria de Energía la que pedía flexibilidad para que pactos como el tope a los precios del gas en Europa fueran una realidad antes hoy que mañana. Pero Kadri Simson a la cumbre de este lunes llegaba diciendo que, por favor, se alcance un pacto ya que era la única tarea para la que habían ido hoy a trabajar.
¿El problema? El desacuerdo entre el centro de un viejo continente que es el que nos pone los puntos y comas a lo que tenemos que hacer con Alemania a la cabeza y un ministro de Energía, Robert Habeck, que se enfrasca en el no al límite de las facturas para no crear divergencias en el mercado.
Algo tiene que ver, en todo caso, que Rusia haya dicho que como lo pongamos corta el grifo y la dependencia de Berlín de Moscú esté en el 60% de su supervivencia energética.
No nos pasa al sur con Grecia a la cabeza - junto a España - y un ministro de Energía que decía esta mañana que tampoco le importa mucho lo que diga Alemania. Finalmente el pulso lo gana el sur con un tope en los 180€/MWh.
Economía ahogada
Y así, mientras en Bruselas con los trajes discuten es el aserradero o la pequeña empresa metalúrgica los que ya ni siquiera encuentran proveedor de electricidad, o sólo por un compromiso de tres meses a la delirante tarifa de 500 euros el mWh, cuando hace año y medio valía menos de 50 euros. Estos costes son imposibles de asumir y llevan al cierre total o parcial de su producción.
En Francia, ya no saben cómo van a poder calentar o alumbrar sus escuelas o mantener sus comedores cuando las subidas superan a veces el 250%.
Según la Comisión Europea, la liberalización de la energía debía traer consigo una mayor competencia que se traduciría en precios más bajos, seguridad del abastecimiento, inversiones en energías renovables y futuro, reforzando la armonización del mercado único y garantizando el futuro.
Los topes también deberían funcionar para tranquilizar a las facturas, pero ni con esas consiguen hacer que la dependencia del Kremlin vaya a la baja. Para conseguir esto vamos un poco al ralentí.
De momento miramos a final de década con el corredor de hidrógeno que conectará España y Francia. Que es el comienzo de algo más grande. Lo decía en Alicante la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Miedo a la fiscalidad
Desde Bruselas llegan los avisos. hay que cuidar las políticas fiscales y de gasto para no alimentar al monstruo de la inflación: son palabras del vicepresidente de la Unión Europea y comisario de Comercio, Vladis Dombrovskis, desde Letonia. Aseguraba la semana pasada el nacional que lo que gasten los Estados y cómo traten de paliar los efectos de la pandemia - que todavía colean - la crisis energética y la espiral inflacionista no pueden seguir haciendo crecer la rueda de los precios.
Decía Dombrovskis que la compensación por las facturas energéticas debería ser limitada y concentrada en los consumidores vulnerables. Y así los Gobiernos siguen con sus hojas de ruta hacia delante. Aquí, el 29 de diciembre sabremos más aunque en RAC 1, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, avisaba que lo de la ayuda de 20 céntimos a la gasolina será solo para algunos.
Y este lunes en TVE el ministro de Agricultura, Luis Planas, sin embargo apuntaba a que sobre los alimentos habrá decisión en enero.
La factura, para todos, ya está sobre la mesa. Hasta ahora - y no hemos entrado en el invierno - está sobre el billón de euros y este Estado de emergencia en el que estamos, dice Bruegel, podría durar años y el contexto en este: altos precios de la energía que podrían durar años. Subsidios públicos que se hacen insostenibles por los presupuestos ante un alivio que no se espera que llegue por los mercados hasta 2026.
Quien más quien menos. Así, el sistema eléctrico encubre una 'deuda' de 1.851 millones por el tope del gas y empresas ligadas a esta materia prima como la alemana Uniper han tenido que aceptar este lunes en consejo un rescate y nacionalización para poder seguir en pie. La Europa eternamente joven que no quiere morir aunque, de momento, la congelan.