EDF, del “cielo al infierno”, en bolsa. París, por un nuevo viernes negro, es el centro de las miradas de los inversores por la caída de más del 25%, en algunos instantes, de la mayor eléctrica de Francia.
¿La razón? Que el Gobierno galo, hace unas horas, anunciaba que va a poner cotos a los precios de la energía en las subastas para acabar con la crisis energética que asola a Europa desde hace ya unos meses. ¿Y ahora qué?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
La eléctrica de titularidad semipública francesa anuncia un 'profit warning' de 8.400 millones de euros por la norma del Gobierno de Macron que limita precios
A la carrera electoral – en Francia se celebran en abril presidenciales – la energía toma la delantera en el debate público allende los Pirineos.
Valeria Pécresse, candidata de Los Republicanos – la derecha tradicional – preferida por las encuestas para, en segunda vuelta, enfrentarse al centrista Emmanuel Macron – que va a por la reelección – por la presidencia de la República bautizada allá por 1789 .
Decía Precresse en una entrevista, la que escuchábamos, en FranceInfo que Macron, en un mes, había llevado al país al siglo XIX en cuanto a materia energética se refiere. Y aquí se deja entrever el problema. La energía se ha convertido en un arma electoral y Macron no quiere perder el bastón de mando.
Con Europa está pactando la nueva taxonomía.
Pero no le está saliendo bien porque Europa, en especial España y otros países como Austria no quieren ceder.
En Europa, solo tienen un objetivo. Asegurarse de que la energía que se usa – usamos – es limpia. Y eso se consigue con las renovables. Pero aquí entran en disputa los intereses de las dos principales potencias de Europa. Francia y Alemania a la guerra por posicionar su modelo energético para el Viejo Continente.
Francia apuesta por la tutela de la nuclear, mientras que Alemania defiende el uso del gas natural. Todo ello, obviando que ambas tecnologías habían quedado excluidas de la taxonomía de la UE: el instrumento financiero que deberá identificar aquellas que formarán parte de las inversiones aceptadas en la hoja de ruta hacia la plena descarbonización de la Unión Europea, fijada en 2050.
Con la nuclear los problemas son varios.
Y en este contexto, que teníamos que explicar, es donde ha surgido hoy la protesta del mercado.
Sin recuperarse
EDF, la energética semipública francesa, este viernes ha caído como nunca, un 25%, hasta alcanzar los 8,5€/título, su mínimo desde julio de 2020. La capitalización estaba sobre los 28.000 millones de euros.
Todo es por una entrevista del ministro de Le Maire con el diario Le Parisien en la que instaba a la eléctrica a que suministre más energía nuclear con descuento para contener el alza de los precios para los hogares y las empresas.
El plan del Gobierno Macron es establecer un tope máximo del 4% en las subidas de los precios en 2022 y que en 2023 no haya ningún tipo de movimiento al alza. ¿Cómo lo van a conseguir? Absorbiendo los costes extraordinarios el Estado y EDF. Y aquí está el problema.
Lo que va a hacer el mandato gubernamental es hacer a EDF que venda más energía nuclear a otras eléctricas – mientras Europa lo permita – para que en las subastas los precios sean más baratos. El precio máximo lo tenemos: 46,2€/megavatio – hora. En estos momentos, esta factura es incluso menor que el coste de producción – por encima de los 11€/megavatio hora.
Y aquí, era de esperar, EDF ha lanzado un “profit warning”. Ha dicho, me van a obligar a vender barato, prepárense porque los ingresos van a la baja y los costes, calculan, en el entorno de los 8.400 millones de euros.
EDF no se va a desmantelar. EDF es una energética que, decía, mantiene en pie a Francia, aunque, parece, que con alguna cojera.