El oro, el activo refugio por excelencia, nos puede salvar de un apuro económico y mucho más si su precio está alto como sucede ahora con la verdadera fiebre del oro. Con la crisis del coronavirus, cada vez más clientes acuden a las casas de empeño para vender sus joyas y así obtener un poco de dinero en efectivo, una práctica que se repite a lo largo de las décadas en los momentos más difíciles de la historia de la humanidad.
Escucha el reportaje completo en el siguiente podcast.
Cuando el oro te saca de un apuro
Entrada la década del 1930, Hitler ya estaba al frente de Alemania y poco a poco los judíos comenzaron a perder sus libertades. Moisés Ungerfeld vivía en Polonia y su vida estaba en peligro. En cuanto pudo, se deshizo de todas sus pertenencias y se tomó el primer barco con destino a América. Tras un largo viaje de tres meses llegó a un pequeño país sudamericano llamado Uruguay y se instaló en la desconocida ciudad de Cardona. No tenía dinero, pero sí un diente de oro que fue clave para volver a empezar su vida en un nuevo país.
Se arrancó el diente, lo vendió y con ese dinero puso una tienda de ropa a la que llamó “El diente de oro”.
La historia de Moisés es uno de los miles de ejemplos de cómo el activo refugio por excelencia te puede salvar de un apuro gracias a su capacidad de liquidez, como nos explica Tomás Epeldegui, director de Degussa España.
Pero no solo en el siglo pasado se utilizaba este método, sino que con la crisis del coronavirus cada vez son más las personas que deciden llevar sus joyas de oro a casas de empeño para obtener dinero a cambio y hacer frente a sus necesidades cotidianas.
Tal es así que los negocios que se dedican a comprar y vender oro y a los empeños, han incrementado sus clientes en un 30%, según información de la agencia EFE. Incluso antes de que se decretara el estado de alarma, hubo gente que se anticipó a vender oro para tener liquidez.
Según declaraciones de David Mellado a EFE, el propietario de un negocio situado en el centro de Valencia, la mayoría de las personas que se han acercado a la tienda en estos últimos días han aprovechado que el precio del oro está alto para sacar un buen dinero de sus medallas o pulseras, que en muchos casos les fueron dadas como regalos de comunión.
Lo cierto es que la fiebre del oro desatada para buscar refugio inversor hace que los empeños de piezas del metal amarillo sean más rentables que nunca. Por eso, los establecimientos de compra de oro que acaban de reabrir sus puertas en la fase cero del periodo de desescalada, ya notan el incremento de clientes.