El FMI recorta las previsiones de crecimiento mundial por tercera vez en menos de un año, empujado por la ralentización del comercio chino y la debilidad en los precios de las materias primas, que afectan especialmente a Brasil y otros mercados emergentes. Por ello, su pronóstico se reduce hasta un crecimiento mundial del 3,4% en 2016 y del 3,6% en 2017, dos décimas menos que en las estimaciones anteriores.
Las nuevas previsiones económicas mundiales llegan en un entorno de enorme volatilidad en los mercados financieros, azuzados por los temores al peor rendimiento de la economía china y el hundimiento del precio del crudo. Precisamente el FMI mantiene sus previsiones de PIB para el gigante asiático en el 6,23% para este año y un 6% en 2017.
La agitación continua en los mercados y la rebaja de las previsiones de crecimiento podrían provocar más aversión al riesgo y depreciaciones de divisas en los países emergentes, según explica el FMI.
Para Estados Unidos, el Fondo pronostica un crecimiento del 2,6% en 2016 y 2017, dos décimas menos en ambos casos que en octubre. El organismo explica que la fortaleza del dólar en fabricación y el recorte de las inversiones en energía frena la aceleración económica del país.
Por otro lado, en Europa los precios del crudo ayudan al consumo privado. Por tanto, el organismo liderado por Christine Lagarde añade una décima al pronóstico de la eurozona en 2016, hasta situarlo en el 1,7%, lo mismo que en 2017. España será el país europeo que más crezca, con un 2,7%; seguido de Reino Unido, con un 2,2%; y Alemania (1,7%).
En cuanto a los emergentes, Brasil continúa su contracción con un 3,5%, una caída del 2,5% respecto a las previsiones anteriores. Tampoco se espera crecimiento para 2017 en la mayor economía de América Latina, muy afectada por la menor demanda china.
Entre las recomendaciones del organismo para mejorar este contexto de desaceleración económica está que los políticas estudien nuevos modos de impulsar la demanda a corto plazo.