La apreciación del euro frente al dólar es el gran dilema que afronta ahora el Presidente del Banco Central Europeo. El movimiento de la divisa europea amenaza con frenar la inflación y, por tanto, pone en riesgo el trabajo de estímulos monetarios que ha llevado a cabo el banco central en los últimos años.
“La reciente volatilidad en la tasa de cambio representa una fuente de incertidumbre que requiere vigilancia respecto a las posibles implicaciones en las perspectivas a medio plazo para la estabilidad de precios”, ha señalado Draghi en su discurso. El euro supone, por tanto, un factor de riesgo y una preocupación para el BCE, tal y como ha destacado en su análisis Javier Urones, desde XTB:
El euro es ahora la piedra en el camino del BCE. A pesar de la expansión económica que vive la eurozona, el fuerte avance de la divisa europea cae como un jarro de agua fría sobre cualquier expectativa de que el rumbo del BCE avance hacia una subida de tipos de interés.
Draghi ha medido con cuidado sus palabras para evitar un fortalecimiento del euro todavía mayor. El objetivo: mantener a los mercados en espera hasta que el BCE esté preparado para presentar su borrador de reducción de estímulos. Sin embargo, la intervención de Draghi solo ha reforzado una tendencia que ya existía desde comienzos 2017, según Ricardo González, gestor de GPM International Capital. Aumenta a corto plazo de forma notable, pero en el medio plazo la tendencia no cambia al estar influida por factores globales:
El Banco Central Europeo (BCE) ha mantenido el tipo de interés de referencia para sus operaciones de refinanciación en el 0%, mientras que la tasa de la facilidad de depósito continuará en el -0,40% y la de la facilidad de préstamo en el 0,25%, según informó la entidad.
Asimismo, ha confirmado que su programa de compra de activos por importe de 30.000 millones de euros al mes seguirá hasta el final de septiembre de 2018 o más allá si fuera necesario, tal y como decidió en la reunión del pasado mes de noviembre, cuando redujo la cuantía a la mitad y amplió el periodo durante ocho meses más.
"En relación con las medidas de política monetaria no convencionales, el Consejo de Gobierno confirma que prevé que las compras netas de activos, al nuevo ritmo de 30.000 millones de euros mensuales, continúen hasta el final de septiembre de 2018 o hasta una fecha posterior si fuera necesario y, en todo caso, hasta que el Consejo de Gobierno observe un ajuste sostenido de la senda de inflación que sea compatible con su objetivo de inflación", explicó.
La continuación de las compras de activos estaría relacionada con la situación de baja demanda de la renta fija y el traslado de este dinero a la renta variable. Si la retirada de estímulos se realizara demasiado rápido la inversión se movería hacia la renta variable de forma precipitada. El BCE pretende evitar este movimiento, según el gestor de GPM International.
El Producto Interior Bruto (PIB) de la zona euro registró un crecimiento interanual del 2,8% en el tercer trimestre del año, según los últimos datos de Eurostat, que revisó dos décimas al alza su anterior estimación, que alcanza así su mejor lectura desde el primer trimestre de 2011.