¿Invertimos en bolsa? ¿Nos lanzamos a por el ladrillo? ¿O mejor buscamos un asesor? Porque el dinero, cuando se tiene, vuela, y muchos de los ganadores de la lotería se funden el premio en sólo cinco años.
Lo primero es mantener la cabeza fría y no hacer nada de inmediato. Lo segundo, calcular exactamente qué nos llevamos neto tras saldar cuentas con Hacienda. Y después, ¿qué hacemos? "Lo más importante sería eliminar las deudas que arrastren intereses muy altos, como préstamos rápidos", señala Antonio Castelo, de iBroker. Es decir, el tópico de tapar agujeros.
¿Compramos una casa? Sería una alternativa si vivimos de alquiler porque quizás nos sale más barato comprar que alquilar. "Pero cuidado con especular con la vivienda", advierte Castelo, porque, en contra de lo que se creía en España, los inmuebles pueden perder valor y su liquidez dista mucho de ser la deseada.
No podemos tener el dinero quieto en el banco o debajo del ladrillo. No hacer nada con el dinero es quedarse de brazos cruzados ante la inflación.
Por ejemplo, si recibimos 320.000 euros y los dejamos “guardados en el cajón”, además de no obtener ninguna rentabilidad por ellos, pasados 20 años y contando con una inflación media anual del 2% (que es el objetivo que persigue el Banco Central Europeo para hablar de normalidad), nuestro dinero se habrá transformado en unos 210.000 / 220.000 euros. Es decir, habremos perdido unos 100.000 euros por el camino.
¿En qué invertimos?
Lo mejor, tal y como recomienda Castelo, es contratar a un asesor financiero independiente. Un asesor que nos ayude a planificar y establecer objetivos de rentabilidad para nuestras inversiones.
Para ello, la planificación es la clave. Hay que definir objetivos de inversión, porque pueden variar en función del momento vital en el que nos encontremos: comprar una casa, pagar la universidad de los hijos, ahorrar para la jubilación...
Acciones, bonos, fondos de inversión, de pensiones, materias primas... Lo recomendable es diversificar. "En lo personal, los fondos de inversión me gustan como herramienta por su elevada liquidez, su seguridad y ventajas fiscales", señala Castelo. "Son una opción muy interesante ya que permiten construir carteras que recogen todos los aspectos que pueda plantear las necesidades de inversión de un inversor".