Brasil suspende temporalmente la exportación de carne producida en 21 plantas investigadas por la supuesta adulteración de carne. El ministro de Agricultura, Blairo Maggi, reconoce que es natural que los importadores pidan información a Brasil sobre lo ocurrido y ha expresado su voluntad de dialogar con todos los países, especialmente con Corea del Sur, Chile, China y la Unión Europea, que ya han anunciado restricciones.
No obstante, Maggi considera que "si todos los países interrumpen la importación de carne será un desastre para Brasil", principal exportador mundial de ese producto y segundo mayor productor de carne bovina.
"Yo hago fuerza para que eso no suceda", insistió el ministro en declaraciones a periodistas.
Maggi asegura que las 21 plantas de producción de carne "no están autorizadas a exportar temporalmente, pero podrán continuar vendiendo en el mercado brasileño bajo una estricta fiscalización".
El presidente de Brasil, Michel Temer, busca incesantemente desde el pasado viernes minimizar la crisis generada tras la operación "Carne Débil" (Carne Fraca, en portugués), la cual desarticuló una mafia que adulteraba este producto.
Según la policía, varias de las principales cárnicas del país, entre ellas JBS y BRF, "maquillaron" con productos químicos carnes que estaban en mal estado y no cumplían con los requisitos para poder ser exportadas.
El fraude abarcaba desde cambiar la fecha de vencimiento del embalaje de carne ya caducada, hasta inyectar agua en la carne de pollo para alterar el peso o utilizar ácido ascórbico para enmascarar el deterioro de los productos.
La Policía Federal informa que en esas irregularidades están implicados agentes públicos y directivos de empresas que los sobornaban para que avalaran la adulteración de carnes ya vencidas.
El escándalo golpea a uno de los sectores más importantes de la economía brasileña, que representa el 7,2 % de su Producto Interno Bruto (PIB).