Los precios de la electricidad bailan para calentar la ola de frío que recorre Europa. Alemania paga 87 euros por kilowatio hora (kwh), Francia 114 y España se matiene sobre los 90 euros kwh.
De media, las tarifas bajan algo, hasta cerca de los 80 euros kwh en nuestro país, pero las medidas para controlar el precio del pool y la parte variable del recibo dan escasos resultados. Europa, en cambio, cuenta con un mayor margen, puesto que en la mayoría de los casos la parte fija del recibo no supone una cuantía tan elevada. En España, el 65% son costes fijos que proceden en su mayoría de impuestos, y la parte variable es la que ha elevado el precio de la factura de la luz en un momento en el que la ola de frío invade nuestro país. Que la parte variable represente un 35% del recibo debería hacer que el precio final no variase en exceso, pero la realidad es que el precio del kwh se ha movido en las dos última semanas desde los 78 euros hasta los casi 93. Unos bandazos que, en todo caso, se dan con mayor volumen en Francia o Alemania.
Francia espera que la media del kwh caiga un 15% a lo largo de esta semana, hasta situarse en los 65 euros. El precio medio de ese mismo kwh en Alemania caerá, según el gobierno, hasta los 45 euros de media. Unas bajadas que se producen como resultado de ciertas intervenciones estatales en el mercado eléctrico. Algo que permite reducir el coste variable sustancialmente, mientras que los costes fijos no encarecen el recibo como ocurre en España.
Desde Moncloa, el ministro de economía, Luis de Guindos, reconocía anoche que el precio del kwh en España es elevado, pero aprovechaba para recordar que el coste fijo (dependiente del gobierno) ha estado congelado desde 2013 y que, de media, el precio de la luz ha caído un 2% en los últimos tres años. Una bajada que, en todo caso, no parece haberse trasladado hasta el consumidor final.