Miles de accionistas llevan atrapados en Abengoa durante casi de cinco meses. Desde que la CNMV la suspendió de cotización el 14 de julio de 2020 por el nuevo coqueteo de la compañía con la quiebra, sus inversores no pueden liquidar sus títulos en bolsa. Sin embargo, ¿pueden venderlos a terceros fuera de mercado?
Te lo contamos en este podcast de Expediente Abierto.
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Ser accionista de una compañía que lleva mucho tiempo suspendida de cotización conlleva tres grandes problemas. Por un lado, no cuentan con la posibilidad de que las acciones suban y su inversión recupere algo de tono. En segundo lugar, si su inversión está en negativo, no pueden vender sus acciones en el mercado y aflorar esas pérdidas para compensar ganancias de cara a la declaración de la renta.
Por último, quizá su bróker siga cobrándole la comisión de custodia por unas acciones que no puede vender no porque no quiera, sino porque no puede. Por eso, habrá muchos inversores preguntándose si, aunque las acciones estén suspendidas de cotización, pueden venderlas a un tercero fuera del mercado. La respuesta es sí.
Según la OCU, nada nos impide poder vender esas acciones a otro particular o entidad que acepte ser su titular. Pero, eso sí, la Organización de Consumidores y Usuarios advierte de que se tiene que hacer ante notario y fijar un precio de venta.
Desde BBVA apuntan que para hacerlo las dos partes se tienen que poner en contacto con su banco, agente o sociedad de valores “indicándoles el deseo de llevar a cabo dicha operación, y ellos se encargarán de todo, cobrando las correspondientes comisiones”. De hecho, BBVA añade que incluso es posible que les podamos encargar la búsqueda de ese comprador.
¿Por qué vender unas acciones que podrían volver a cotizar?
Algunos accionistas podrían preguntarse por qué apresurarse a vender y perder la oportunidad de que sus títulos sigan subiendo y recuperes parte de tu inversión. Además, hay que tener en cuenta que esto no va a ser como en bolsa. En esta operación fuera de mercado el precio lo fijará el comprador y el vendedor. Y ¿quién va a querer comprar unas acciones de Abengoa por encima del precio al que fueron suspendidas?
La cuestión es que quedarse como accionista de una empresa que coquetea con la quiebra es jugársela a posibles reestructuraciones que acaben dando lugar a que los acreedores se queden con el grueso del capital de la compañía y que los actuales accionistas queden aún más diluidos, según apuntan desde Bankinter.
La última ventaja de vender acciones suspendidas de cotización es la fiscal. Con ello se puede aflorar esas pérdidas y compensar así ganancias en la declaración de la renta.