En la madrugada del pasado domingo 30 de marzo se adelantaron las agujas una hora, pasando de las 02:00 a las 03:00 horas. Una tradición que nos roba una hora de sueño, pero en la que ganamos más luz por las tardes. En la teoría, estos cambios de hora se producen con el objetivo de contribuir al ahorro de energía y aprovechar más las horas de luz. Pero, ¿realmente se ahorra?
Escucha el A pie de calle de Mercado Abierto con Jorge de Miguel e Ismael Fariñas:
Hace diez años, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía estimaba que el cambio de hora suponía un ahorro del 5% en electricidad.
Lo que hace apenas unos años era una rutina marcada en el calendario, hoy podría convertirse en una de las últimas veces que debamos ajustar la hora en nuestro país, y todo apunta a que el final está cada vez más cerca.
Con varios antecedentes desde la Primera Guerra Mundial, no era hasta 1974 cuando se empezaría a usar de forma generalizada tras la crisis del petróleo, con el objetivo de aprovechar mejor la luz solar y consumir menos electricidad. Más de cincuenta años después, en un momento en el que la inflación y la escasez energética ha disparado los precios de los combustibles, el gas y la electricidad, son muchos los que ponen ahora en entredicho esta medida.
Varios expertos insisten en que este ajuste de horas puede favorecer al ahorro energético, especialmente en los meses de invierno, mientras que otros creen que, con la digitalización de la sociedad, esta medida ha quedado obsoleta en cuanto al beneficio económico, además de ser perjudicial para la salud de muchos ciudadanos.
Un futuro incierto
Desde el Parlamento indican que los ahorros energéticos son limitados y que en otras áreas como la calefacción, podría ser contraproducente aumentando su consumo en los meses más fríos. En 2018 se presentaba la propuesta de suprimir el cambio de hora dentro del territorio comunitario.
Sin embargo, seis años después, no se ha tomado aún una decisión definitiva.
En España, en 2015 el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) estimaban que el cambio de hora suponía un ahorro del 5% en el consumo de electricidad, o lo que es lo mismo, unos 300 millones de euros. La idea detrás de esta tradición es que, al adaptarnos a los horarios solares, podemos reducir la demanda de electricidad en las horas pico.
Sin embargo, en la actualidad, con hábitos distintos de iluminación y autoconsumo, el mismo instituto indica que no existen informes actualizados que aseguren que el cambio de hora vaya asociado a un ahorro energético.
El futuro de España sigue siendo incierto, aunque la situación apunta a posibles cambios en los próximos años. En cualquier caso, el calendario establece como fecha límite 2026, lo que nos deja claro que el próximo 26 de octubre tendremos una cita con nuestros relojes, pero esta vez tocará retrasarlos.