Donar como se invierte, es decir, siguiendo una filosofía de inversión, puede ser mucho más efectivo. Es lo que hacen desde la Fundación Ayuda Efectiva. "Hemos salvado más de 400 vidas", nos cuenta Pablo Melchor, su fundador y presidente.
Escucha la entrevista completa en el siguiente podcast:
Algunas formas de ayudar pueden tener mucho más impactos que otras. Hablamos de ello con Pablo Melchor, presidente de la Fundación Ayuda Efectiva.
"Es muy curioso, pero, incluso las personas más racionales que en su trabajo optimizan las inversiones al céntimo, a la hora de ayudar deciden guiarse exclusivamente por el corazón", explica Melchor.
Y no es que el corazón sea un problema, aclara, pero es que si queremos conseguir resultados, claramente hay que acompañarlo con la cabeza. Y es algo que habitualmente se descuida en este ámbito.
Esta forma de hacer donaciones, siguiendo la misma filosofía que para invertir, parte de una reflexión de gestores en Estados Unidos.
En el origen de buena parte de esta tendencia estaban dos gestores de Bridgewater, el hedge fund de Ray Dalio, muy conocido, y cuando se incorporaron al club filantrópico que tenían, les sorprendió encontrar con que los proyectos se elegían por cuál tenía una historia más conmovedora. "En su mente racional cuantitativa, les pareció horrible, les pareció intolerable".
Esta filosofía de inversión busca optimizar las donaciones para que sean mucho más efectivas, al igual que se suele hacer con las inversiones.
"Sabemos que hemos salvado más de 400 vidas"
Así de contundentes son las cifras de la Fundación Ayuda Efectiva. "Nuestros cálculos son muy precisos, porque además no los hacemos cada cierto tiempo, los hacemos para cada donación. Antes de hacer cada donación, explicamos al donante qué impacto va a tener esa donación". Cada donante recibe un informe de impacto trimestral.
Cuando agregan el impacto, son capaces de saber que han salvado más de 400 vidas. "Cuesta imaginarlo, pero hay que imaginar un colegio con cuatro cursos enteros y esos niños hubieran muerto si no fuera por la ayuda de los donantes de ayuda efectiva".
¿Cómo han logrado salvar esas vidas? Atacando las áreas que provocan más mortalidad infantil y que realmente son muy baratas de evitar. Por ejemplo, prevención de la malaria con mosquiteras o con medicación preventiva, con un coste de entre 5 y 7 euros por tratamiento y por niño tratado.
Son costes unitarios muy bajos. "Y cuando protegemos a miles de niños, no solo mejoramos la salud de todos ellos, sino que además sabemos con certeza que el más frágil de ellos, el que no habría sobrevivido, se salva".
También se centran en dar incentivos a la vacunación. Cuando pensamos en vacunación y niños sin vacunar, explica, lo habitual es pensar bueno, esto es un problema de la industria farmacéutica y las patentes. Pero realmente no es así.
En el norte de Nigeria, por ejemplo, que es donde más población en pobreza extrema se concentra del mundo, simplemente porque la población es enorme, las vacunas son gratuitas, pero menos de la mitad de los niños completan su calendario de vacunación infantil, que es el más importante.
Las vacunas son gratis, pero para una madre que vive en pobreza extrema, un día que lleve a su hijo a vacunar a un centro de salud lejano, sin saber si las vacunas estarán allí o no, es un día en que no va a haber ingresos.
Si se da un incentivo a la madre, algo que se descubrió en la India, dando una bolsa de lentejas, y en Nigeria es algo menos de 2 euros por visita, eso es suficiente para elevar las tasas de vacunación de forma dramática. "Y es, de nuevo, una de las formas más efectivas de salvar vidas".