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Un jefe empático sabrá los puntos fuertes y débiles de sus empleados y conseguirá un equipo más motivado y productivo. Lo explica la Brand Manager, María Barrios.
Ahora que estamos en época electoral, los políticos sacan toda su artillería e intentan fomentar la empatía, para intentar convencer al mayor número posible de votantes. Su imagen puede llegar a ser clave a la hora de transmitir los valores del partido y de causar una u otra impresión en los electores. A todos nos ha pasado que al ver a algún líder político decimos “me cae simpático”, pero no sabemos bien por qué, lo decimos sin conocerle. O al contrario, hay gente que de primeras no nos gusta. Los representantes públicos lo saben e intentan explotar esta faceta de nuestro subconsciente. María Barrios, experta en consultoría de imagen y Brand Manager explica las claves para llegar a nuestro público o a nuestros empleados.
Pero ¿cuál es la diferencia entre empatía y simpatía?
Hay una gran diferencia entre un líder empático y un líder simpático. El líder empático consigue conectar con otra persona, en una conexión que la simpatía no alcanza a crear. La empatía habla de tú a tú, consiste en interesarse por lo demás.
María Barrios cita al empresario norteamericano Dale Carnegie, escritor además de varios libros y considerado el padre del coaching profesional. Él decía que la empatía era uno de los aspectos básicos en el mundo empresarial, para ser un buen jefe. Una de sus frases célebres reza que "puedes hacer más amigos en dos meses al interesarte en otras personas que en dos años esperando que los demás se interesen en ti". Eso es empatía, conectar con otras personas.
Cómo ser un líder empático
Lo que los demás buscan en un líder o jefe empático es, al fin y al cabo, que les dé seguridad, ver que tiene las certezas para dirigir un barco a buen puerto, un barco en el que van montados sus empleados (o en el ámbito de la política, sus electores). También aporta a que los demás nos vean como líderes empáticos la serenidad, ser cercano y dar apoyo a tus subordinados o votantes.
Un jefe empático debe conocer las características de sus empleados, sus puntos fuertes y lo que se le da mejor a cada uno, así como sus puntos débiles, necesidades y sufrimientos y cómo neutralizarlos.
María Barrios explica además que “una cosa es ser empático y otra cosa es parecerlo, pero si lo pareces y en el fondo no lo eres, tu imagen se va a derrumbar”.
¿Cuáles son los beneficios de la empatía?
Un equipo con un jefe empático aporta cohesión, hace que todos los empleados remen en la misma dirección. Hace que ese equipo de personas sepa su puesto y colabore, con lo que aumenta la productividad y la motivación.
La empatía se puede adquirir y se pueden hacer ejercicios para fomentarla. Todos los seres humanos somos empáticos por naturaleza, gracias a las “neuronas espejo”. Pero hay técnicas para desarrollarla, para ponerse en el lugar del otro y potenciar estas neuronas que todos tenemos. También es importante el lenguaje no verbal: algo tan sencillo como mostrar las palmas de las manos al hablar, demuestra que no tienes nada que ocultar.