El caso de Sharapova es sólo el último de los escándalos en los que la marca deportiva Nike se ha visto envuelta.
Dentro del atletismo, Nike estuvo salpicada por ejemplo por el caso de la atleta Marion Jones, a la que la marca no renovó el contrato después de que la suspendieran por dopaje. Asimismo, la marca entró en el foco de la polémica el año pasado por decidir patrocinar a Justin Gatlin, después de estar inhabilitado por dopaje en dos ocasiones.
Otro ejemplo es Alberto Salazar. La cadena BBC puso su foco en esta leyenda del atletismo y su centro de entrenamiento, Nike Oregon Project, y lo acusó de violar las reglas de antidopaje y alentar a uno de sus corredores más brillantes, Galen Rupp, a que tomara sustancias prohibidas. Salazar y Rupp lo negaron, y su caso está de momento en el aire.
Y hay más personas vinculadas con Nike sacudidas por escándalos, como Sebastian Coe, presidente de la federación internacional de atletismo, relacionado con Nike durante 38 años. Coe tuvo que romper con la marca después de que medios británicos lo acusaran de favorecer en su anterior cargo de vicepresidente de la IAAF la elección de Eugene, sede de Nike, como sede también de los Mundiales de 2021.
Entre los deportistas de Nike envueltos en casos de dopaje, Lance Amstrong es de los más destacados. El ciclista reconoció públicamente en 2013 haberse dopado y, acto seguido, se le dieron por perdidos los siete Tour de Francia que había ganado entre 1999 y 2005, y fue suspendido de por vida. Nike, junto a otras marcas como Honey Stinger o Anheser-Bush, le retiraron el patrocinio.
Pero esto no es todo. El atleta Oscar Pistorius, patrocinado por Nike, fue condenado por matar a su mujer. Al jugador de golf Tiger Woods se le consideró un adúltero en serie y adicto al sexo, aunque en este caso Nike no dejó de patrocinarle, algo que sí hicieron marcas como TAG Heuer, Gillete o Gatorade. Pero Nike sí retiró su patrocinio al boxeador Manny Pacqiao, después de verse envuelto en un mar de críticas por su sus declaraciones homófobas.