La volatilidad no es un número, es incertidumbre, es riesgo. "La volatilidad se ha disparado y eso es lo que ha asustado, pero todavía no hemos visto lo peor", advierte Luna.
"Lo peor que puede hacer un inversor es dejarse arrastrar por el pánico y claudicar", señala el director de análisis de Profim, quien advierte de que han cambiado varias cosas: ha quedado tocado el sentimiento del inversor y hay que vigilar la rentabilidad del bono americano a 10 años.