En 2022 los restos serán, en nuestra opinión, los siguientes: la gestión de los costes de construcción, la inestabilidad política y la evolución de las cifras macroeconómicas.
Durante el primer semestre de 2022 los elevados costes de construcción serán una barrera importante para la viabilidad de algunos proyectos inmobiliarios. La hiperinflación alcanzada por algunos materiales de construcción probablemente se relaje a medida que se eliminen los cuellos de botella de los canales de suministros. Sin embargo, parte de dichos incrementos de costes han venido para quedarse como consecuencia de lo que algunos expertos denominan como “greenflation”, la derivada en precios de las exigencias de sostenibilidad y de cambio del modelo energético.
El mercado inmobiliario se ve afectado por situaciones de incertidumbre global, que en 2022 podrían ser relevantes, como Ucrania, o de inseguridad jurídica y medidas populistas de nuestro país. Habrá que estar atento a que este ruido de fondo no afecte negativamente a nuestra economía ni al ánimo de los inversores.
La diferente velocidad de nuestra recuperación frente a la media europea podría también afectar a la anticipación de las medidas de contención del déficit público y de la deuda del Reino de España, que impactarían negativamente en nuestra propia recuperación.
En este contexto, el sector inmobiliario comienza el año 2022 con un fuerte dinamismo, en el que los inversores seguirán ampliando el foco de los sectores en los que invierten, con líneas cada vez más difusas entre los activos inmobiliarios y las infraestructuras