Ni contraseñas, ni claves o códigos que te puedes olvidar, el futuro de la identificación pasa por la tecnología biométrica. El ejemplo más común es la identificación por huella digital, pero también está el reconocimiento facial o incluso a través de la voz. Un método que nos podría ahorrar mucho tiempo y procesos burocráticos pero que genera cuestionamientos en lo que refiere a la protección de datos.
En una nueva entrega de Cibercotizante, José Joaquín Flechoso nos acerca la tecnología biométrica y la lleva a un ámbito práctico.
Escucha la tertulia completa en el siguiente podcast.
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¿Cómo nos puede ayudar la biométrica?
En el mundial de fútbol de Rusia en 2018, las cámaras de reconocimiento facial instaladas alrededor de los estadios lograron reconocer a 100 personas identificadas como peligrosas.
Además, en el mundo se estima que hay 1.000 millones de personas no identificadas y que nunca han sido censadas. La biométrica permitiría registrar a esas personas que suelen ser refugiados y poblaciones vulnerables.
La biométrica también permitiría votar de forma telemática o sin enseñar el dni, ya que la tecnología reconoce que el nombre corresponde a la persona que efectivamente está ejerciendo el voto. Un método que ya se utiliza en países como Estonia.
En España coexisten tres certificados digitales: el dni, el certificado electrónico y cl@ve. Esto genera burocracia y muchas personas ni siquiera utilizan todos estos sistemas, por eso, con la tecnología biométrica los trámites serían más rápidos de hacer.
La regulación de la biométrica
Los países de la Unión Europea incluyen la tecnología biométrica dentro de la ley de protección de datos. En Francia por ejemplo, están regulando este tipo de tecnología para que la identidad de las personas no pueda quedar al descubierto "ni por un error", comenta Flechoso.