Si para Hitler fueron los Sudetes en 1938, en 2022 Ucrania es para Putin el pretexto de un posible conflicto que cada día que pasa coge más forma mientras los ojos del mundo esperan a que pase algo.
Con los tanques a las puertas de la exrepública soviética, los mercados se hunden, ¿qué razones quedan tras los disparos? La eterna pregunta… ¿Rusia invadirá Ucrania?
Escucha la entrevista completa en este podcast de Mercado Abierto:
Estados Unidos insiste en que el ataque militar el "inminente" aunque Moscú lo niega, pero mientras tanto, ¿qué están diciendo los mercados?
Si Vladímir Putin lo ordena, el ataque podría ser “en cualquier momento”.
A partir de estas palabras del viernes por la noche de Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, comenzaron las especulaciones que fueron cogiendo forma. Este miércoles, 16 de febrero de 2022 dicen en Washington que las bombas podrían comenzar a caer sobre territorio ucraniano.
Anthony Blinken, el secretario de Estado de Estados Unidos hace unas horas mantenía la mano tendida a resolver el conflicto por la vía diplomática, ahora bien, aseguraba también que si Moscú lanza a los cerca de 120.000 soldados al ataque, la respuesta será “rápida”.
Estas palabras se sucedían tras una llamada teléfonica de este fin de semana entre el presidente estadounidense, Joe Biden y Vladímir Putin de la que se sacó poco en claro. Los costes, eso sí, avisan desde ya en Washington, serán “rápidos y severos” contra el Kremlin.
Inestabilidad con fuertes consecuencias. Josep Borrell, Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea.
Espantada de los inversores. Huida del capital, tal y como asegura también en las últimas horas Goldman Sachs. Mientras tanto, los precios de la energía, en caso de invasión, ya están preparados para subir. Se estima que el precio del crudo supere los 100 dólares, la primera vez que podría pasar desde 2014, cuando, precisamente Rusia se lanzó a por el control de Crimea.
El papel de Rusia como proveedor “natural” de gas en Europa Occidental agravaría una crisis e incrementaría la volatilidad de los mercados financieros.
Unos inversores que, al tiempo, están con el ojo puesto en los bancos centrales y sus próximos movimientos. Por la incertidumbre geopolítica, el flujo del dinero suele orientarse a la renta fija, a los bonos del Estado cuya rentabilidad, desde el arranque de la semana, ha ido en aumento.
Aunque para Nicolás Fernández, director de análisis del Banco Sabadell, todo esto es una "mera distracción". Algo parecido es lo que decía a Reuters hace unas horas Robert Halver, jefe de análisis del Banco Baader.
De los Sudetes a Ucrania
Y a partir de aquí, ¿qué va a pasar? Hablar de futuribles es toda una quimera y osadía y para ejemplos, la Historia. 30 de septiembre de 1938, Reino Unido y Francia apuestan a la carta de los Acuerdos de Münich a que Hitler frenaría en los Sudetes su deseo imperialista.
En el 10 de Downing Street, el entonces primer ministro británico, Neville Chamberlain estaba convencido de que tras la firma del pacto y una nueva declaración conjunta, el Führer se quedaría quieto. No fue así.
Adolf Hitler consideró que la rúbrica la puso sobre un papel “sin importancia” y a ello le sucedió la Segunda Guerra Mundial. Una prueba, en ocasiones yéndonos tiempo atrás, que demuestra como las palabras y declaraciones no son más que una mera escena.
Es en lo que confían también ciudadanos ucranianos como este al que escuchamos quien dice no creer que la guerra vaya a llegar porque todo esto no es más que “un conflicto político”.
Algo parecido es lo que piensa Denys Shmyhal, el primer ministro de Ucrania quien, en su caso, alertaba el pasado sábado en que hacer cundir el pánico en ocasiones, organiza guerras y destruye Estados más rápido que los tanques y metralletas.
¿A la guerra?
A esta hora, ¿qué pruebas hay de que Rusia pueda lanzar en ataque sobre Ucrania en los próximos días?
De momento, ninguna o todas las posibilidades están abiertas si se mantiene la intención de Ucrania y Georgia (que también está en este entramado) de entrar en la OTAN.
A cuenta de ello, esta mañana en BBC Radio, el embajador de Ucrania en el Reino Unido, Vadym Prystaiko dejaba la puerta abierta a que el país dejé abandonada su intención de entrar en la Alianza Atlántica si eso evitar una guerra con Rusia. Los aviones, desde hoy, ya no pasan por el espacio aéreo ucraniano.
Una realidad que el presidente del país, Volodímir Zelensky, ha rechazado de pleno esta tarde confirmando la firma intención de mantener su apuesta por la Alianza Atlántica.
En las últimas horas, la Duma, el Parlamento ruso ha votado, a propuesta del Partido Comunista de Rusia, si arranca con las negociaciones para anexionarse, oficialmente, las regiones separatistas del este de Ucrania, Donestsk y Lugansk.
Una idea que, en todo caso, se ha quedado en el aire ya que, dicen los expertos, sería un “tiro en el pie” de la estrategia rusa hace el Donbass. Aquí, en las últimas horas, el personal de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) ha comenzado a salir de la zona a pesar de los más de 14.000 muertos en sus ocho años de operaciones.
¿Moscú 'descolgada'?
Otra sanción quedaría de la mano de la desconexión de Moscú y su banca del sistema de pagos internacionales Swift. ¿Un problema? En un principio, sí, porque Rusia quedaría totalmente ‘descolgada’ de la economía mundial, pero… una oportunidad para desvincularse, por completo, de Estados Unidos.
De hecho, Sberbank, principal banco ruso, ha llevado a cabo numerosas pruebas en los últimos días por si se diera el caso de desconexión global. Así las cosas, el ‘golpe’ afectaría también a empresas occidentales, en especial a las europeas como les sucedió en 2014 a Visa y Mastercard y que llevó a desarrollar su propio sistema de tarjetas de crédito, Мир (Mir).
En la frontera siguen las maniobras militares. Con más de 120.000 soldados rusos apostados frente a las tierras ucranianas (más de un millón más en la reserva) donde apenas les esperan unos 200.000 ucranianos a bordo de una flota bélica mucho menor: 14.000 tanques y vehículos blindados frente a los casi 45.000 de Moscú.
Además, en las últimas horas ha trascendido cómo las bolsas de sangre rusas están empezando a llegar al campamento en los que están apostillados los soldados. ¿Esto qué significa? Que el enfrentamiento armado es cada vez más posible. Si fueran simples maniobras, como vende Moscú, no se necesitarían estos reemplazos.
Las sanciones, todavía sobre la mesa aunque en el pasado no sirvieron de nada y ahora, todo apunta, a que será un poco más de lo mismo. Mientras tanto, Putin calla, Estados Unidos mantiene el discurso de ataque, el miércoles a más tardar y el resto del mundo mira expectante a una Ucrania a un paso de los tanques.