La de hoy es una guerra que empezaba de noche, tras semanas de anuncios y desmentidos que, hoy arranca con un objetivo claro: el control de la exrepública soviética.
A las cuatro de la madrugada en España, con nocturnidad y alevosía, la redacción de Capital Radio preparaba el informativo de Capital, La Bolsa y La Vida que arrancaba con la última hora de un conflicto anunciado. Pero por el que han bailado las fechas.
Escucha la cronología completa del conflicto en este podcast de Mercado Abierto:
Tras la firma de los Acuerdos de Minsk, los enfrentamientos han sido constantes en el este del país donde las población prorrusa es mayoría
Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, decía el martes de la semana pasada que el ataque de Rusia sobre Ucrania era "inminente", podría haber sido el miércoles de hace hoy siete días. Finalmente, ha sido este jueves (una semana después).
Vladímir Putin, el presidente de la Federación Rusa, en un mensaje televisado a la nación, emitido en la cadena pública, Rossiya 24, anunciaba que pasaban a la ofensiva. Que iban a llevar a cabo la operación militar con la que habían estado amagando durante semanas por, y así lo justificaba, el genocidio que el régimen de Kiev, de Ucrania (un país democrático) había estado llevando a cabo durante los últimos ocho años.
Y esta fecha es importante. Hace ocho años, en 2015, estábamos en Minsk.
2013: Donbás, zona de conflicto
Porque la del Donbás es una guerra que vemos que hoy se recrudece, pero que arrancó allá por 2013, concretamente, en noviembre cuando miles de manifestantes como a los que escuchamos protestaron en Kiev contra la decisión del presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, de suspender la firma de los acuerdos de asociación y libre comercio con la Unión Europea.
Yanukóvich, un presidente que se fue entre aplausos y cánticos de un parlamento que presionó hasta el final para que se fuera un presidente que había acelerado la presencia de los oligarcas rusos en las cúpulas de poder de aquel país.
2014: Anexión de Crimea
Rusia entonces aprovechó la situación y en marzo de 2014 se anexionan la península de Crimea.
Los militares, en 2014, lo escuchábamos, entraron en Crimea en virtud de un tratado militar que le permitía, si había problemas, entrar en el territorio ucraniano.
En entonces primer ministro ucraniano, Arseny Yatseniuk, decía estar dispuesto a hacer lo que fuera “necesario” para salvar a Ucrania y se mostraba convencido de que Rusia nunca recurriría a la intervención militar en el territorio de Ucrania.
Pero Vladímir Putin hizo avanzar a los tanques y en un discurso histórico, justificaba la anexión de Crimea.
Entonces fue cuando Poroshenko, ya como presidente, impulsó un plan de paz que promovía el fin de los combates, la liberación de los rehenes, la amnistía de los combatientes y una descentralización que asegurara el autogobierno y las elecciones en las provincias del Donbás.
2015: Acuerdos de Minsk
En Minks, la capital de Bielorrusia, el país satelital (exrepública soviética) desde el que Moscú controla, con más o menos acierto, dependiendo de por dónde pases sus relaciones diplomáticas, a sus vecinos europeos y la expansión de las tropas de la OTAN.
La intención de aquellos acuerdos era el fin de la guerra en el Donbás, al este de Ucrania, donde ahora se vuelven a posar las miradas del mundo por el paso de los tanques.
Unos tratados que se rubricaron con los líderes de un mundo que ya no existe. El único que permanece en la foto es Vladímir Putin.
Porque en Alemania y Francia, las dos potencias europeas responsables de esta paz estaban entonces gobernadas por una Angela Merkel a la que hoy no se espera y un François Hollande, por aquellos años presidente de la República de Francia que acabó saliendo de manera acelerada del Elíseo.
Petró Poroshenko, presidente de la República de Ucrania entre 2014 y 2019 dejó el mando del país, tras unas elecciones en las que salió del poder entre escándalos de corrupción a la que volvía el pasado 17 de enero en plena escalada, por entonces dialéctica, con el Kremlin de Vladímir Putin, volvía Poroshenko para luchar por su país y apoyar, en lo que pudiera, a su sucesor en el cargo, Volodímir Zelensky.
Volviendo, en cualquier caso, a los Acuerdos de Minsk, lo que se buscó por aquellos años fue conseguir, lo antes posible, un alto al juego entre el Ejército ucraniano y las fuerzas separatistas prorrusas de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk.
Con el tiempo, este pacto dio lugar a Minsk II, aquel que pretendía detener, en seco, una contienda cuya paz había fracasado. Sin embargo, las discrepancias en las interpretaciones del acuerdo han dificultado su cumplimiento.
Los acuerdos de Minsk, además de verse, en cierto sentido, inútiles para la paz, son completamente impopulares en la región. Apenas un 12% de la población ucraniana acepta su implementación porque no comprenden que Donetsk y Lugansk, simplemente por tener cierto sentido de Estado ruso, tengan que contar con un estatus especial dentro del país.
Y esto al tiempo que Rusia no se considera, directamente, parte directa del conflicto, por lo que no está obligada a cumplir con los pactos. ¿Y todo esto por qué? Por una máxima muy simple: no considera que Ucrania sea un país, considera que es una región más de Rusia que debe pasar por el aro y cumplir con sus normas.
En semanas...
En cualquier caso, la de hoy es una guerra que lleva tiempo, ocho años que en dos semanas han provocado que se aceleraran los acontecimientos.
De momento, ninguna o todas las posibilidades están abiertas si se mantiene la intención de Ucrania y Georgia (que también está en este entramado) de entrar en la OTAN.
A cuenta de ello, en BBC Radio, el embajador de Ucrania en el Reino Unido, Vadym Prystaiko dejaba la puerta abierta a que el país dejé abandonada su intención de entrar en la Alianza Atlántica si eso evitar una guerra con Rusia. Los aviones, desde hoy, ya no pasan por el espacio aéreo ucraniano.
Una realidad que el presidente del país, Volodímir Zelensky, ha rechazado de pleno esta tarde confirmando la firma intención de mantener su apuesta por la Alianza Atlántica.
De hecho, la Duma, el Parlamento ruso votó, luego lo hizo el Senado, a propuesta del Partido Comunista de Rusia, que se arrancasen con las negociaciones para anexionarse el Donbás y que él no sabe qué más hacer para no lanzarles una bomba atómica a los Estados Unidos y placar sus insistencias.
Porque Putin dice que se está yendo mientras Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, dice que eso no es así. Que se está reforzando, pero que oye, ojo cuidado, que si por él fuera, todo se negociaría con Rusia de buena fe. Pero que es que Vladímir no quiere.
Ucrania, el "no" país
Una crisis convertida en guerra que llega para desmilitarizar un país que no consideran “natural”. Porque lo “natural” para Vladímir Putin, es considerar a Ucrania como Rusia y hace unas horas lanzaba una advertencia a quienes intente "obstaculizarnos", y añadía, crear amenazas “para nuestro país” debe saber que Rusia responderá de una manera “inmediata”. Y ha cumplido.