Ni el desmantelamiento de la URSS tras el colapso en 1991, ni la anexión de Crimea en 2014 a lo que se sumó la encarcelación de su fundador, Michael Calvey consiguieron llevar a la quiebra a Baring Vostok Capital Partners.
Desde la tecnología al consumo con la confianza de que Vladímir Putin no iría a más en Ucrania como telón de fondo, esta gestora y sus fondos se enfrentan ahora a un abismo por el que podría despeñarse.
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Michael Calvey creyó en Rusia durante décadas mientras invertía en tecnológicas, consumo... y aunque lo encarcelaron en 2019 la sorpresa se la ha llevado con una guerra que puede acabar con él
Después de 77 años, Rusia se vuelve a teñir este 9 de mayo de rojo. El rojo bermellón de la bandera que se enarbola, con honores, de la colapsada Unión Socialista de Repúblicas Soviéticas (URSS).
Tradición desde 1945 cuando la Moscú de Stalin se impuso a la Alemania nazi forzando la capitulación del régimen de Adolf Hitler.
Uniformes, armamento, tanques y honores con epicentro en la Plaza Roja para mostrar al mundo el poder militar de una Rusia anclada en la todavía ardiente Guerra Fría enemiga, dicen, de Occidente y de los valores que esta parte del mundo representa.
Son hoy 26 millones los rusos los que pertrechan a Vladímir Putin en su sillón dorando del Kremlin. Millones de ciudadanos son este lunes los que luchan en el Donbás, en la región este prorrusa de Ucrania, la primera en invadir por las tropas desde la ofensiva lanzada el pasado 24 de febrero.
75 años después, Putin sigue defendiendo que lo que importa (y por lo que guerrean) es la seguridad de Rusia amenazada, insisten por una OTAN que no quiere escucharlos, pero que atacan fronteras que no son tales, porque con la desintegración, la URSS perdió influencia y, con los años, Estados Unidos la ha estado ganando.
Sobre y todo y por lo que Rusia se molesta, en Europa del Este donde se acelera lo que Vladímir Putin considera una “degradación” de la sociedad y un sistema que califica de “erróneo”.
Ofensivas militares que ponen en jaque a Europa que quiere redibujar nuestros mapas y que para la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von Der Leyen, dejan a la vista de todos nuestro pasado más oscuro y que para Emmanuel Macron el presidente de Francia atacan a la libertad del viejo continente.
Quiebra del sistema
Con este panorama, los inversores, poco a poco, no huyen de Rusia, pero sí que van tratando de recortar posiciones en el país. La mayor de las fortunas, el principal de los inversores Michael, Michael Calvey encarcelado por Vladímir Putin hace unos años se hizo conocido por sus exitosas apuestas en tecnología y consumo mientras el país hacía frente al colapso de la URSS en 1991 o la anexión de la península de Crimea en 2014.
Calvey puso la primera piedra para que los fondos administrador por Baring Vostok Capital Partners consiguieran acelerar el crecimiento de su artera de inversión desde los 2.600 hasta los 9.000 millones de dólares en apenas dos años y medio.
Como a tantos otros, a Calvey la invasión de Ucrania lanzada por Rusia el pasado 24 de febrero, como a tantos otros, a Calvey este movimiento de las tropas rusas lo pilló por sorpresa.
Y ahora, estos tanques amenazan con llevarlo a la quiebra porque, entre otros, el Fondos de Pensiones de los Empleados Públicos de California, la fundación MacArthur o el fondo de pensionistas de General Electric no están seguros de si recuperarán o no su dinero.
Y es que a día de hoy los activos rusos son, prácticamente (no se puede comerciar con ellos), inútiles para los extranjeros porque no pueden vender y solo les queda esperar. Un problema que afecta ya a muchas de las compañías que apostaron por Rusia y que, en su conjunto, mueven hasta 100.000 millones de dólares.
¿Éxito en peligro?
Se pensó que se podía confiar en Vladímir Putin, pero por muchos años esta situación, dicen, no se va a dar.
Calvey, de 54 años, creó Baring Vostok en 1994. Una firma que fue considerada durante mucho tiempo el patrón oro del capital privado ruso, gracias a unos rendimientos 500 veces superior gracias a una apuesta por el gigante de internet, Yandex NV.
Un éxito que acabó con la caída de Calvey después de que él y varios colegas fueran acusados de sobrevalorar una empresa en la que sus fondos tenían un especial interés, Vostochny Bank.
En estos momentos, la economía rusa está camino de la contracción por primera vez desde la recesión que se le sobrevino al colapso de la Unión Soviética en 1991 y después de que varios gobiernos extranjeros, los occidentales en su mayoría, provocaran esta situación con un cierre de filas al comercio y las finanzas para acabar con el régimen de Vladímir Putin.
En respuesta, Rusia impidió que los extranjeros vendieran activos y restringió el movimiento de rublos al extranjero para evitar más estragos en el mercado local.
En este momento, con la guerra y posiciones militares estancadas, muchos inversores de capital privado se están repensando su opciones porque, por un lado, no quieren apostar a caballo perdedor aunque, por el otro, consideran que la resistencia les puede traer más de una alegría cuando todo esto acabe.
Así las cosas, Rusia era y es una inversión arriesgada. Sus empresas, a pesar de todo, un lastre para muchos fondos como el de Baring Vostok que habiendo sobrevivido al cambio de un modelo económico puede que ahora no resistan la virulencia de un sistema como el ruso que los lleve a la ruina.