400 millones de euros al año. Esto es lo que gana la gran banca europea con la destrucción del planeta, con la deforestación de la Tierra. En esta semana en la que el mundo mira a Glasgow en busca de respuestas por el clima, nos hemos preguntado… ¿el Acuerdo de París de 2015 sirvió de algo? ¿cómo es posible que los controles sean tan ineficaces? ¿Qué estamos haciendo mal?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
Acorde a una investigación de la ONG Globall Witness, a pesar del Acuerdo de París, decenas de entidades han financiado la destrucción de la Tierra
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A pesar de ella. De Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, y de su propósito para que las entidades europeas sean más verdes, estén más comprometidas con el planeta y el cambio climático, dice un sabio dicho popular que: “la pela es la pela”. Y hoy descubrimos que esto es más cierto que nunca.
En Glasgow, la capital de Escocia, hace unas horas. El anfitrión y primer ministro británico, Boris Johnson decía hace unas horas que hay que dejarse de palabrería, que hay que moverse. Aseguraba: "estamos a un minuto de la medianoche, tenemos que actuar ahora".
Mientras que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres confirmaba lo que a todas voces se sabía: estamos cavando nuestra propia tumba, estamos utilizando el planeta como un váter.
Y está muy bien que uno recicle, que apague la luz de su habitación cuando sale o que no se disponga, mechero en mano, a quemar un bosque. En este contexto, aquel refrán de: “muchos pocos hacen un mucho”, cobra sentido, pero si todos entramos en la rueda. Porque no vale que unos estemos dentro, corriendo, mientras los otros no dejan de poner piedras en el camino.
¿Quiénes son esos “otros”?
En el caso que hoy nos ocupa, los bancos.
Jamie Dimon (JP Morgan), Jean-Laurent Bonnafé (BNP Paribas), Brian Moynihan (Bank of America) y Ana Patricia Botín (Banco Santander) por este orden. Ser emisores netos de carbono, reducir las emisiones en la próxima década, en definitiva, palabras por la defensa del planeta, una tarea, ya escuchábamos a la banquera española “muy frustrante”.
Como empresas los bancos, hay que decirlo, no emiten demasiado dióxido de carbono a la atmósfera. Atendiendo a su modelo de negocio prácticamente lo que más contamina es la energía que utilizan en todas las sucursales que tienen.
Pero aunque no maten al planeta de manera directa, lo hacen indirectamente. Porque el dinero que prestan también contamina. Y vaya si lo hace.
Según un informe del Banco Central Europeo (BCE) de hace un par de meses, el 60% de la cartera de créditos de las entidades españoles a empresas son a sociedades expuestas a “altos riesgos” por la crisis climática. En 2019, el Banco de España sacaba otro hecho a relucir: el 25% de los créditos están expuestos a la transición energética.
El dinero también contamina. No es nada nuevo. Ya se sabía.
"Asfixiar al planeta"
Cada año se talan 15.000 millones de árboles, que no solo constituyen el pulmón verde del planeta sino el hábitat de numerosas especies. La tala asfixia la biodiversidad de la Tierra: el 70% de los animales y plantas viven en los bosques, ante el calentamiento global, los suelos, sin ellos, se secan a mayor velocidad y suman papeletas para convertirse en desiertos.
Y de esta situación cada año las mayores entidades prestamistas del mundo “sacan tajada”. Acorde a las conclusiones de un informe de la ONG Global Witness, que ha cruzado datos públicos de Refinitiv y Bloomberg con los compromisos firmados por la banca en el Acuerdo de París hace nada, hace cinco años, la banca europea tienen contratos firmados por valores de más de 30.000 millones de euros con empresas vinculadas a la destrucción del planeta.
70.000 acuerdos que acaban con la vida forestal de las cinco principales potencias económicas del viejo continente: Alemania, España, Francia, Italia y Países Bajos.
Rabobank, HSBC, Deutsche Bank y BNP Paribas han invertido en el último lustro miles de millones en la tala. De hecho, la gala BNP Paribas es, a día de hoy, una de las entidades más activas en estas prácticas.
En España no nos libramos. Sabadell está metido en el lío. Pero destaca el Banco Santander. La cántabra de los Botín dice examinar con cuidado a quién le presta el dinero, pero no parece que la realidad el control sea muy exhaustivo.
¿Cómo lo han hecho? Con múltiples mecanismos. Y con una doble moral.
El "asesinato"... en cifras
135.000 millones de euros para acabar con Brasil, el sudeste asiático y África. 8.000 millones en acuerdos que han resultado en la pérdida de decenas de miles de hectáreas de selva tropical. 140.000 hectáreas de bosque en Sumatra que el Banco de China se ha llevado por delante. 23 millones de hectáreas, un área que equivale al tamaño del Reino Unido, que no volverá a ser como antes. 44.000 millones de dólares que en seis años, los seis bancos más grandes del mundo han destinado a “asesinar” a nuestro planeta.
Así las cosas, lo decía hace unas horas Boris Johnson: "queda un minuto para la medianoche". Y recuerden esto que decía a la ONG Human Right Watch una de las mujeres afectadas por la destrucción del manto de selva en Sumatra: “cuando perdamos el bosque, lo perderemos todo”.