El Foco de Mercado Abierto lo ponemos en los superyates incautados por Occidente a los oligarcas rusos.
Era Joe Biden, presidente de los Estados Unidos de América, el que dijo que Washington “se iba a lanzar contra los yates” de aquellos que estaban financiándole a Vladímir Putin su guerra en territorio ucraniano.
En la costa estadounidense está el Amadea. Valorado en 325 millones de dólares. Desde junio amarrado en el puerto de San Diego y sin usar. Legalmente amarrado con seis cubiertas entre pescadores de caballa. Si le preguntan al Gobierno de Estados Unidos les dirán que el propietario es un oligarca sancionado.
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto con Javier Luengo:
A Estados Unidos le cuesta tener Amadea, un superyate incautado al inicio de la guerra, incautado en San Diego es de 1.000 dólares/día
Un yate que requiere mucho cuidado y dinero. El barco puede generar su propia energía y desalinizar el agua que utilizan sus motores. Heroicas que deben funcionar para evitar la acumulación de percebes. Normalmente operado por una tripulación de 33 personas y que necesita, de momento y aunque esté parado, a unos 15 operarios.
Lo que cuesta tener esta embarcación incautada en San Diego es de 1.000 dólares/día. De momento, la administración local se ha gastado 120.000 y el coste para cierre de año se estima que esté en los 10 millones.
La mayoría de estas embarcaciones tienen matrículas de las Islas Caimán o Bermudas. Algunos, pocos, están en tierras europeas.
Europa también se gasta
Occidente ha estado ocupado en los últimos meses en acabar con libre albedrío de los oligarcas y, por ejemplo, en Italia se han incautado, que sepamos, cuatro yates. Incluido uno que dice Estados Unidos que está circulado directamente a Putin, que se valora en 650 millones de dólares con dos helipuertos y una piscina a bordo que cuando hace malo es una pista de baile.
Es en este contexto en el que Estados Unidos e Italia van a pagar mas de 50 millones del año para mantener estos superyates. A Francia y España, también nos está costando dinero esto de tener a los rusos vetados.
El destino de los yates detenidos, así como las cuentas bancarias e incluso las reservas congeladas del banco central de Rusia, tiene consecuencias para Ucrania, que necesita urgentemente financiación.
Su gobierno estima que el coste de reconstruir las carreteras, puentes, hogares, fábricas y red de energía destruidos es de unos 750.000 millones de dólares.
Occidente podría utilizar este dinero para enviarlo de vuelta a Ucrania cerrando un círculo vicioso en el que, de momento, para nosotros solo son costes por cuidar unos barcos que no son nuestros.