Por 10 euros podríamos comprar 4.000 likes en Instagram, más de 13.000 visualizaciones y más de 3.800 seguidores. Por 10 euros, es decir, menos de lo que nos cuesta una suscripción mensual en Netflix. Manipular los datos en redes sociales sale muy barato. Pero a quien podría salirle muy caro es a Facebook, Google o Twitter.
La compra de seguidores y comentarios falsos ha adquirido tal tamaño a nivel mundial, que ya podemos hablar de un mercado negro de manipulación en redes sociales. Un mercado negro a gran escala en el que los principales actores son los proveedores que con sus servicios permiten engrosar las cifras de cualquier cuenta de Instagram, YouTube, Twitter o Facebook.
El Centro de Excelencia de la OTAN ha detectado hasta 300 proveedores en todo el mundo. Estos proveedores utilizan ante todo software ruso y asiático. Así nos lo ha explicado Sebastian Bay, experto senior del Centro de Excelencia de la OTAN:
"Muchas de las empresas que proporcionan el software son rusas. Pero no se trata sólo de un problema ruso. Aunque los rusos son importantes al proporcionar software, vemos también una gran industria en Indonesia, Filipinas… Si le compras esa interacción a una compañía nigeriana, probablemente usa un software ruso y utilice una empresa indonesia o filipina para proporcionar la producción de contenido. Así que se trata de un problema global".
En Europa, una de las mayores empresas de manipulación en redes sociales ingresa 1 millón de euros al año y tiene unos 10 empleados a su cargo. En el caso de las empresas rusas, los investigadores de la OTAN calculan que el tamaño puede ser mayor.
Facebook no dice el porcentaje de usuarios falsos
El principal problema es que este tipo de manipulación es tan barata que es muy difícil frenarla. Las únicas que pueden hacerlo son Facebook, Google y Twitter pero la realidad es que no están haciendo lo suficiente. Y aquí es donde está el truco.
El número de usuarios activos mensuales es una variable muy importante para estas empresas. Su principal interés de cara al mercado es aumentar trimestre tras trimestre esa cifra. Y las cuentas falsas ayudan a engrosar ese dato. Sin embargo, aunque estas compañías pueden beneficiarse en el corto plazo de esta situación, en el largo plazo puede salirles muy caro:
"Los usuarios activos mensuales supone una variable muy importante para el mercado bursátil cuando valora a estas compañías. Si pierden muchas cuentas, el riesgo es que el mercado rebaje el valor de estas compañías y su precio por acción descienda. Hay otro factor: si hay la interacción real en redes es menor, descienden también los ingresos por publicidad".
Por tanto, aunque por un lado tener cuentas falsas les permite anunciar un mayor número de usuarios activos, por otro lado pueden perder anunciantes si las empresas que gastan dinero en publicidad ven que las interacciones son falsas y que su mensaje no le está llegando a un usuario real.
¿Qué porcentaje de los usuarios activos mensuales que anuncia Facebook son cuentas falsas? Imposible saberlo. Quien tiene esa información es el señor Zuckerberg, pero a él no le interesa darlo.
Dificultades técnicas, falta de recursos y motivación… Según la OTAN, esos pueden ser algunos motivos por los que las compañías de redes sociales han fracasado hasta ahora en la persecución de estas cuentas falsas.
El próximo paso será que los gobiernos regulen estas industrias y dediquen más dinero y recursos para estudiar la realidad de estos proveedores y conocer más en profundidad qué hay tras ellos. Si consiguen erradicar gran parte de las cuentas falsas, alguna que otra gigante tecnológica podría ser destronada.