Este jueves abre sus puertas el primer parque Disney en China continental. Anaheim, Orlando, París, Tokio, Hong Kong y ahora Shanghái. Es la mayor inversión público-privada de China desde el año 2010. Al más puro estilo del Tío Gilito, se han destinado 4.650 millones de euros, el 43% procedente de empresas estatales, a la construcción del parque temático de la compañía de Mickey Mouse.
Una inversión que esperan sea rentable. Desde el Gobierno chino no han querido hacer ninguna previsión. Tampoco desde Disney. Pero se estima que el objetivo es vender 17 millones de entradas cada año, que costarán entre 50 y 70 euros y reportarán alrededor de 3.200 millones de euros solo en entradas.
Es el mayor parque de ocio del mundo. Ocupa 24,7 kilómetros cuadrados, divididos en tres zonas: una dedicada a las atracciones, una recreación del clásico castillo de las princesas Disney y un parque ecológico en el que están la mayoría de restaurantes.
Aún no se han abierto las puertas y ya han surgido las primeras críticas. Desde principios de mayo, está en período de pruebas, y los visitantes ya se han dado cuenta de algún fallo. A pesar de que el flujo de personas es mucho menor al que se espera a partir del 16 de junio, se han formado colas de casi hora y media.
Otra de las dificultades es el acceso. Se han invertido 13.600 millones de euros en la construcción de de 8 autopistas y la línea 11 de metro, para llegar al parque.
Pero sin duda el mayor de los problemas para Disney es la competencia. El empresario Wang Jianlin, dueño del grupo Wanda y conocido por sus intentos por remodelar el edifico España, quiere ser el rey de los parques temáticos. Ha invertido casi 3.000 millones de euros en levantar Wanda City, un parque temático inspirado en la cultura china y que tiene la mayor montaña rusa del mundo. Además para 2020, el magnate de los negocios quiere abrir 20 complejos de este tipo, 15 China y 5 en el extranjero.