Credit Suisse cierra el ejercicio 2016 con unas pérdidas netas de 2.440 millones de francos suizos, es decir, 2.430 millones de dólares, en su segundo año consecutivo en rojo y a pesar del impulso del negocio de trading en la recta final del año después de que Donald Trump ganara las elecciones y la Reserva Federal de Estados Unidos subiera los tipos de interés. Estos resultados elevan la presión sobre su Consejero Delegado, Tidjane Thiam, para avanzar en el plan de reestructuración del segundo mayor banco de Suiza.
Tras presentar estas cuentas, que son peores de lo esperado por el consenso del mercado, la entidad anuncia que recortará su plantilla en 5.500 puestos de trabajo en 2017, después de los 7.250 despidos en 2016, en un intento de reducir los costes, aunque sin especificar en qué divisiones estarían estos recortes adicionales.
Durante el cuarto trimestre del año, Credit Suisse presenta unas pérdidas netas de 2.350 millones de francos, en gran parte debido a un cargo de unos 2.000 millones de dólares para liquidar las reclamaciones en Estados Unidos, después de que el banco engañara a los inversores con la venta de títulos respaldados por hipotecas residenciales.
Por otro lado, Credit Suisse termina el año con un CET 1 en el 11,6%, frente al 12% del tercer trimestre del año, y con un objetivo del 13% para 2018. Sin embargo, el banco suizo propone un dividendo de 0,70 francos por acción, en línea con las expectativas del mercado.
Además, la entidad confirma sus planes para vender en torno a un 20% o 30% de su negocio suizo en una oferta pública inicial en la segunda mitad del año para reforzar su capital.