La Cámara de Comercio de la Unión Europea informa que la inversión de las empresas europeas en China descendió un 23 % en 2016, en parte debido a los obstáculos a la inversión extranjera y a la falta de reformas a pesar de los anuncios de Pekín.
El presidente de la Cámara, Mats Harborn ha desvelado que la inversión europea en China, que actualmente se cifra en 8.000 millones de euros anuales, "aumentaría sustancialmente si se eliminasen los obstáculos de acceso al mercado y se mejorase el marco legal".
Además un 54 % de estas compañías se sienten discriminadas con respecto a las empresas chinas y eso se puede sentir especialmente a la hora de acceder al mercado. De hecho, en 2016 China invirtió un total de 35.000 millones de euros en la Unión Europea, una cifra que representa un aumento interanual del 77 %.
Este informe desvela que un 55% de las empresas europeas instaladas en China han aumentado sus ingresos en el país asiático en 2016. Mientras que las de transporte, logística y distribución se llevaron la peor parte, los esfuerzos de Pekín por atajar la contaminación provocaron un fuerte crecimiento de las firmas medioambientales.
En cualquier caso, las empresas europeas siguen quejándose de la dificultad que supone hacer negocios en China. Solo un 6 % cree que la situación ha mejorado con respecto al año precedente, mientras que el 49 % asegura que ha empeorado.
El sector más afectado es el de ingeniería civil y construcción, pues el 79 % de las empresas considera que las dificultades han aumentado, principalmente debido a los impulsos del Gobierno chino en materia de infraestructuras y a la concesión de los contratos a las empresas chinas, tanto a las privadas como especialmente a las estatales.
Con respecto al Gobierno, el informe revela que las sociedades europeas elogiaron la campaña anticorrupción del presidente Xi Jinping, aunque siguieron criticando las pesadas cargas regulatorias, la ambigüedad de las leyes y la dificultad del entorno normativo.